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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El eterno comercio

El coqueteo de Pilar Miró con Lope de Vega es abundante y fructífero. Este retoño que tienen ahora entre los dos, El anzuelo de Fenisa, no es tan grato como otros, incluyendo la película de El perro del hortelano. El anzuelo pone de manifiesto una vez más la obsesión del español por la mujer, o por poseer a la mujer, que todavía no se ha normalizado pero que en el tiempo de Lope era una desgracia por la abundancia de prohibiciones. Cuando en una comedia aparece, una mujer que pretende ser libérrima, los moscones de capa y espada zumban a su alrededor: ella vende lo que parece que ofrece, y en realidad se lo lleva todo y apenas da nada. Es una aventurera, y si Lope la sitúa en Palermo es para que no esté en España, donde el escándalo hubiese sido mayor: gran buscona de puerto donde llegan comerciantes, huidos, rufianes, soldadesca. Y una mujer trasvestida de hombre, de la que se enamorará la dama fresca y lozana como en mil comedias de esos siglos, como en todo Shakespeare, que, indudablemente, lo hacía mejor. Con más morbo. Lope tenía en contra de él su afán mujeriego.Dos horas de fábula

El anzuelo de Fenisa

De Lope de Vega. Versión de Rafael Pérez Sierra. Intérpretes: Fernando Sansegundo, Miguel del Arco, Maite Blasco, Magüi Mira, Joaquín Notario, Pedro María Sánchez, Maru Valdivielso, José Lifante, Enrique Menéndez, Vicente Cuesta, Víctor Villate, Iñaki Guevara, Israel Elejalde, José Ramón Iglesias, Angel Amorós,David Alarcón, Tino Fernández, Ángel García Suárez. Figurines: Pedro Moreno. Escenografia: Rafael Pérez Sierra. Dirección: Pilar Miró. Compañía Nacional de Teatro Clásico. Teatro de la Comedia. Madrid.

Indudablemente, Lope trabaja el castigo de la fresca para que llegue al final y deje las conciencias tranquilas. Yo no veo la libertad que señalan los comentaristas actuales de esta pieza, sino que veo reprimidos a los compradores del amor como mercancía caray rara. Y la clásica truhana estafadora de su mercancía.

Las dos horas de la fábula se hacen largas: el verso no parece tener la prestancia de otras veces -y hay frases espléndidas, hay greguerías, imágenes, pensamientos- y se desliza más hacia la facilidad del romance español. Creo que el reparto está equivocado y que una primera actriz como Magüi Mira no está, hoy diseñada para la fresca Fenisa, y que los españoles chirriantes y matones no tienen ni la voz ni la prestancia el verso les atribuye. Dende la irrealidad, los trajes n bellísimos y el decorado es yerto y frío. Pero todo ello sin olor ni sabor a puerto, al aroma le la carne, que es la protagoista de todo. Pareció gustar.

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