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Ruido de sables en las escuelas coránicas

Juan Carlos Sanz

Educados en las academias militares norteamericanas, los altos mandos del Ejército turco no dejan nada al azar. "En un país marcado por la improvisación política y económica, los generales son los únicos que parecen tener planes para cualquier contingencia", asegura un diplomático europeo en Turquía. Tampoco carecen de medios, ya que las partidas de gastos en Defensa constituyen una quinta parte de los presupuestos del Estado. Así, la calculada presión que ejercen para derribar al Gobierno del islamista Necmettin Erbakan sin recurrir a la fuerza se apoya, según los observadores occidentales, en estudios de opinión que muestran que el 70% de los turcos (un porcentaje que coincide con el de votos a partidos no confesionales en los últimos comicios) rechaza la imposición de un Estado islámico de corte iraní.

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La anticipación del Ejército llega hasta el extremo de disponer de un informe de proyección estadística, según el cual el Partido del Bienestar alcanzaría el 37% de los votos (y la mayoría absoluta con el actual sistema electoral) en los comicios del 2000, y que, cinco años después, los islamistas estarían en condiciones de imponer la sharia (ley coránica) con más de dos tercios de los sufragios, según una predicción interna aireada por el diario Turkish Daily News. Los militares pretenden frenar a toda costa el florecimiento de las Imam Hatip, escuelas de clérigos musulmanes, un 90% de cuyos alumnos confiesan ser adeptos de sectas o cofradías islámicas. Se da la circunstancia, además, de que la mitad de los estudiantes de las facultades de Ciencias Políticas (semillero de cargos para la Administración) son seminaristas musulmanes.

Las 843 Imam Hatip de Turquía agrupan a cerca de 850.000 alumnos, la quinta parte de los estudiantes de secundaria de un país que sólo necesita 2.300 nuevos clérigos al año para cubrir las vacantes en las mezquitas. Paradójicamente, cuentan con un tercio de alumnas, cuando el islam no admite la existencia de predicadoras.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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