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El Museo Nacional de Arte de Cataluña exhibe la colección de Francesc Cambó

El legado del dirigente de la Lliga incluye 48 obras del Renacimiento y el Barroco

Francesc Cambó i Batle (1876-1947) fue un coleccionista atípico. Compraba obras de arte para llenar los vacíos que existían en el patrimonio español. Adquirió obras maestras de Botticelli, Tiépolo o Cranach, por citar unos pocos, destinadas al Museo del Prado o al ahora Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC). Ayer, víspera del 50º aniversario de la muerte del que fue máximo dirigiente de la Lliga-el partido de la burguesía catalana hasta 1936-, el MNAC inauguró una exhibición de las 48 obras de la colección Cambó que tiene en sus fondos. El acto fue un reconocimiento de la figura de Cambó, al que el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, consideró un ejemplo de el patriotismo y espíritu de servicio".

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Las "joyas del legado"

"En España somos varios los que nos dedicamos a completar el patrimonio artístico español y a adquirir en el extranjero obras de arte de considerable valor", decía Francesc Cambó en un discurso a las Cortes en 1935. Se trataba de adquirir piezas importantes de las escuelas o periodos que no estaban representados en los museos españoles, en especial en el Prado -al que Cambó donó entre 1940 y 1941 siete obras, entre ellas varios botticelli y un zurbarán- y en el hoy denominado Museo Nacional de Arte de Cataluña. Las compras las realizó en sólo nueve años, entre 1927 y 1936.La intención de Cambó era continuar, completar y depurar su colección, pero la guerra civil primero y la II Guerra Mundial después truncaron su proyecto. En 1936 Cambó se encontraba ya fuera de España; las obras de su colección estaban dispersas por diferentes lugares de Europa y los archivos de su casa, con la información sobre estas piezas, fueron quemados por los revolucionarios. Las piezas que legó a Barcelona vivieron numerosas vicisitudes hasta que finalmente, en 1955, se exhibieron por primera vez en el Saló del Tinell y la capilla de Santa Ágata. Al año siguiente se instalaron en el palacio de la Virreina, donde permanecieron hasta 1985. Vivieron todavía una fugaz y desafortunada instalación en el palacio de Pedralbes para acabar almacenadas a la espera de encontrar acomodo en el reformado MNAC. En 1990 se organizó una exposición de todo el legado en Madrid y Barcelona que permitió estudiar, restaurar y exhibir las 62 obras que constituían el núcleo original de la colección Cambó.

Fruto de aquella exposición fueron el cambio de atribución de algunas obras, la autentificación de otras piezas que no eran suficientemente valoradas y la eliminación de tres obras que resultaron copias realizadas en el siglo XIX. La colección aparecía así limpia y perfectamente catalogada, pero tras su exhibición volvió a los almacenes del MNAC. Según las condiciones del legado, las obras tenían que estar expuestas al público de forma permanente y su instalación tenía que realizarse de común acuerdo entre los herederos de Cambó y la dirección del museo. En caso de incumplirse las condiciones del legado, las obras revertían a sus herederos. La larga rehabilitación del Palau Nacional de Monjuïc, sede del MNAC, hacía temer que pasaran aún muchos años antes de que pudiera exhibirse de forma permanente la colección Cambó. por esta razón, y coincidiendo con el aniversario de la muerte del político, se ha instalado de forma provisional en la sala de exposiciones temporales del museo. En noviembre, cuando se presente en este espacio la exposición de maestros venecianos proveniente del Prado, el museo ya habrá habilitado otro espacio en la misma sala para mostrar la colección Cambó hasta que el proyecto museográfico del centro le otorgue un espacio definitivo.

Ramon Guardans, yerno de Cambó, cifró en 10.000 millones de pesetas la valoración que realizó el seguro de las obras que se exhiben en el MNAC y recordó las problemas por los que ha tenido que pasar la colección antes de esta penúltima exhibición. "Mañana [por hoy] se cumplirán 50 años de la muerte de Francesc Cambó y jurídicamente hará 50 años que el Ayuntamiento de Barcelona es propietario de esta colección. Durante casi la mitad de estos años, la colección ha permanecido escondida, o al menos no exhibida. Empezamos una nueva etapa y puede decirse que a partir de hoy se cumple la voluntad de Cambó".

Tanto Pasqual Maragall, alcalde de Barcelona, como Jordi Pujol reconocieron la labor de mecenazgo realizada por Cambó. En opinión de Pujol, "esta colección no es más que una pieza de la acción política de Cambó, realizada con mentalidad de hombre de gobierno y no con mentalidad privada". "Cambó era un nacionalista, un patriota catalán, y quería hacer un país de alto nivel", añadió Pujol.

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