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España es admirada "por todo el mundo culto", afirma Carlos Seco

El historiador Carlos Seco Serrano definió ayer a España como "un punto de referencia admirado por todo el mundo culto", y como "una de las plataformas con más horizontes de la Unión Europea". Libertad real, democracia efectiva y eclosión de las Españas no castellanas hacen de la monarquía española, según Seco, una conquista sólo empañada por el terrorismo y el paro. El académico de la Historia, que pidió solidaridad "para que no se malogren, una vez más, los frutos de nuestra paz recuperada", pronunció estas palabras como resumen de su conferencia Anverso y reverso de la historia contemporánea española, que se celebró anoche en el Círculo de Lectores de Madrid.Ante un auditorio formado por unas 100 personas, entre las que se encontraban el ex presidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo; el secretario de Estado de Cultura, Miguel Ángel Cortés, y los escritores Julián Marías, José Ortega Spottorno y Pedro Laín Entralgo, Seco Serrano partió de la negación del tópico "España es diferente" y repasó después a grandes rasgos algunos de los momentos más importantes de la moderna historia española.

"El esfuerzo espectacular de los Austrias españoles se tradujo en repliegue y arrinconamiento bajo el reinado crepuscular de Carlos II", "el brillante siglo XVIII supuso una espléndida reacción regeneradora", "ese camino de regeneración económica hará crisis en el tránsito del XVIII al XIX". Es una historia, según Seco Serrano, "con cotas en que se manifiesta el genio de la raza, y con profundos declives que nos dan la clave de esa pérdida de ritmo entre las grandes naciones de Occidente".

Cánovas

Para Seco, España toca fondo con el episodio revolucionario de 1868: "El país cae de lleno en la doble tentación, la pugna centrífuga y la guerra civil, esta vez multiplicada por tres, primera guerra de Cuba, guerra carlista y guerra contra el cantonalismo". Como contraste llegó la restauración de Cánovas, "verdadero anverso tras el reverso, llamada a la cordura, sustitución de la trifulca por el diálogo civilizado", pero a pesar de todo fallido por no lograr integrar el nuevo ciclo revolucionario -la I Internacional de Trabajadores- y por el centralismo a ultranza.

Para el historiador, la generación del 27 fue el segundo Siglo de Oro de nuestra cultura pero "el regeneracionismo rupturista de Azaña se afirmó como voluntad de intransigencia basada en una nueva alianza: la de la izquierda jacobina y la socialdemocracia". Azaña, dijo Seco Serrano, confundió la República con su propia versión de la república, acabó traicionando a la democracia y favoreció la polarización del país hacia dos mitos, el de la revolución y el del golpismo y la cruzada.

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