Sam Francis y el expresionismo
La exposición Sam Francis. Obra sobre papel, en la que se exhiben 127 obras del pintor estadounidense, nacido en la localidad californiana de San Mateo el año 1923 y fallecido en la de Santa Mónica en 1994, se presentó ayer en la sala de las Alhajas de la Fundación Caja de Madrid (plaza de San Martín, 1). Esta selección, cuyo responsable es Michael Zakian, procede del Legado Sam Francis, conservado e n la ciudad californiana de Venecia. Se trata de la primera gran muestra monográfica que se presenta en nuestro país de este importante pintor vinculado con el célebre movimiento del expresionismo abstracto americano.Hay, en principio, dos rasgos biográficos que diferencian a Francis de lo que se entiende tópicamente como Escuela de Nueva York. El primero y obvio que procedía de la Costa Oeste, pero, a diferencia de otros colegas contemporáneos, sin que artísticamente renegase nunca de su origen. En eso se asemejó a Tobey, y, como éste, se sintió atraído, vía el Pacífico, por el Extremo Oriente, por la refinada cultura japonesa. El segundo, que completó su formación en París, algo ya heterodoxo durante los años cincuenta.
Manchas y gestos
Con tales planteamientos, se entiende que su obra discurriera por sendas asimismo distintas de las habituales en el expresionismo americano. Francis estuvo más cerca del último Monet, lo que hizo a su pintura más lírica y fragante, más, si se quiere, paisajista, algo que, además, encajó mejor con su ulterior interés por la pintura oriental.
La muestra que ahora nos visita es muy interesante no sólo por la abundancia de obras o porque, a través de una serie de temas recurrentes -Mandalas, Espirales, Círculos, Estrellas, Cruces, Autorretratos, Calaveras-, nos permite un completo recorrido a lo largo de 40 años de actividad artística de Francis, sino también por ser su soporte el papel, ideal para la sensibilidad, las inclinaciones estéticas y el modo de trabajar de este pintor, siempre más inclinado por la mancha que por el gesto, o, si se quiere, por el gesto-mancha, que es también el gesto de los calígrafos orientales. Las mismas técnicas que Francis solía emplear en este trabajo sobre papel son muy elocuentes.
Francis es un creador de atmósferas cromáticas envolventes, cuya luminosidad resulta poéticamente tonificante. La exposición es un acontecimiento cultural y también un hito sensible, un placer.
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