Los alumnos aprueban a los profesores por sus conocimientos, pero no por como examinan
El 60% eligió sus estudios porque le gustaban, y el 10%, por las salidas laborales
Los profesores salen bien parados a juicio de los universitarios, que valoran especialmente su preparación académica en la asignatura que imparten. Utilizando la escala convencional de 0 a 10, los docentes rozan el notable, con un 6,8, en conocimiento y grado de actualización. En el resto de las cuestiones propuestas, la opinión de los alumnos es moderadamente crítica. La claridad de las explicaciones merece para los alumnos un 5,7; el interés en que los estudiantes comprendan las explicaciones, un 5,2, y el grado de apertura y la relación con los alumnos, un 5, 1.En fomento de la participación y estímulo de la creatividad, los estudiantes sólo les conceden un 4,5. El segundo aspecto en el que los alumnos suspenden a sus profesores es en la forma de plantear exámenes que permitan evaluar racionalmente el conocimiento: les otorgan un 4,3.
A la pregunta de si calificarían con un suspenso a algunos docentes, el 73% de los encuestados responde que sí. El 20% lo daría a muchos profesores. Cuando la cuestión es si calificarían con sobresalientes, el 8% responde que a muchos, y el 74%, que sólo a algunos docentes.
Satisfacción con la carrera
En cuanto a la carrera, tres de cada cuatro encuestados están satisfechos (el 26% mucho y el 48% bastante). El 12% responde que regular, el 11%, poco, y el 2%, nada. El nivel de satisfacción está fuertemente relacionado con las notas obtenidas: entre quienes tienen sobresaliente está muy satisfecho el 45% (frente a una media del 26%), y entre los notables, el 33%. Por áreas, los más satisfechos son los alumnos de Ciencias de la Salud (43%).
Seis de cada diez eligieron la carrera porque era la que más les gustaba, y uno de cada diez, porque era la que mejor salida laboral ofrece. El 15% porque fue rechazado en otra carrera o no tuvo otra opción por su nota de selectividad. El 3% se cambió de estudios sobre la marcha y el 2% siguió la tradición familiar.
El 74% volvería a matricularse en la misma carrera y el 19% cambiaría. Entre quienes no están a gusto, el 24% lo atribuye a su propio error al elegir; el 25%, a la mala calidad o desorganización de la docencia, y el 22%, a que el plan de estudios no está actualizado o adolece de una sobrecarga de materias. Sólo el 7% lo explica porque no era precisamente la carrera que quería hacer.
El 56% de los universitarios realizó en colegios e institutos públicos la mayor parte de sus estudios previos; el 34%, en centros privados (mayoritariamente financiados por el Estado), y el 10%, en privados no religiosos.
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