La Mafia siciliana está en crisis y ha perdido el control de la droga
Pino Arlacchi advierte que Italia y Europa bajan la guardia frente al crimen
Cosa Nostra está descabezada. La temible Mafia siciliana ha tenido que ceder el control de los mercados de la droga y ha perdido su influencia sobre las adjudicaciones de obras públicas en Italia. "Atraviesa una grave crisis", afirma el senador Pino Arlacchl , que advierte: "Hemos ganado batallas significativas, pero no la guerra". Arlacchi, experto de nivel internacional, teme incluso el futuro, pues observa que la lucha por el respeto de la legalidad se relaja y es objeto de un pulso entre el poder judicial y el político en toda Europa.La importancia de los resultados conseguidos y la calidad del modelo democrático desarrollado en Italia para luchar contra la Mafia son dos puntos sobre los que no tiene dudas este calabrés de 46 años, profesor de Sociología en la Universidad de Florencia, consultor técnico en los debates de la ONU sobre la delincuencia organizada y parlamentario del Partido Democrático de la Izquierda (PDS).
. "Cosa Nostra ha perdido el control del norte de Italia. El mercado de la heroína de Milán está 'hoy en manos de albaneses que distribuyen droga de procedencia turca. Ha desaparecido también de Roma, y, en Nueva York, ya sólo tiene un 5% del tráfico de heroína, que ha cedido a las mafias asiáticas y mexicanas. Hace uña década, controlaba hasta el 90% de ese mercado, como demostraba el análisis de las partidas requisadas", dice Arlacchi. La Mafia siciliana concluye, está quedando confinada a la usura y el racket -la extorsión a los comerciantes-, dos actividades que eran consideradas secundarias.
Todo ello es consecuencia de una política que ha permitido "capturar vivos a los principales jefes de la Mafia". Arlacchi destaca que "Alemania reaccionó de modo muy distinto cuando se enfrentó al desafío terrorista" y observa que, en Estados Unidos, "la lucha antimafia se basa en la regla no declarada de que quien mata a un policía, por ejemplo, debe esperarse una respuesta del Estado de la misma naturaleza".
El modelo democrático italiano, sobre cuya eficacia, dice, el experto, nadie habría apostado a comienzos de los años 80, opera, en cambio, "sin instrumentos especiales, sin menoscabo de los derechos ciudadanos y con un respeto absoluto de la democracia". Las líneas generales de este modelo, que Italia quiere exportar a través de un tratado internacional con apoyo de Estados Unidos y Polonia, pasan por una reforma legislativa que introduzca el uso de los arrepentidos o colaboradores de la justicia, el secuestro de los bienes de los mafiosos y la tipificación del delito de asociación mafiosa. Con ayuda de estas mismas leyes, "sin hacer nada nuevo", subraya Arlacchi, se han instruido los procesos contra la corrupción política conocidos como Manos Limpias, "que están concluyendo con una tasa de condenas de cerca del 95%". Pero "ir más adelante, se está demostrando dificilísimo. Hay quien habla de una invasión del poder político por parte del poder judicial, o quien piensa que en Italia se ha vivido una situación de emergencia y que habría que volver a la normalidad reduciendo la autonomía de la magistratura".
"En toda Europa hay lucha entre el poder judicial y el poder político", dice. Señala como ejemplos los casos de Bélgica, "donde la magistratura está salvando al país de una clase política corrupta"; de Suiza, "donde la magistratura está despejando las acusaciones de blanqueo de dinero", y de Francia, "donde se persigue la corrupción ligada a la financiación de la política".
¿Y en España? "No sé, de España tengo menos información. Pero la excarcelación del mafioso Nunzio de Falco es muy grave, sobre todo porque hubo el precedente de la liberación de Bardellino", dice Arlacchi, que el lunes dará en Madrid una conferencia organizada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
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