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Netanyahu afirma que seguirá como primer ministro aunque sea procesado por corrupción

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se aferró ayer a su cargo y anunció que no piensa dimitir a pesar del escándalo de corrupción que hace tambalear a su Gobierno derechista y está paralizando los esfuerzos para resucitar el proceso de paz con los palestinos. "La verdad triunfará", exclamó desafiante Netanyahu durante un mítin de su partido, el Likud, en Tel Aviv. "Este Gobierno se irá. Nos quedaremos en el lugar donde el pueblo de Israel y la historia nos han colocado", dijo Netanyahu en un discurso duro que evocó recuerdos de su última campaña electoral.

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"No tiene intención alguna de convocar elecciones ni renunciar", declaró su portavoz, Shai Bazak. "El primer ministro es inocente. Todos estamos seguros de ello", dijo en una entrevista con Radio Israel. Pero la presión para que Netyanyahu abandone el cargo que asumió tras una inesperada y ajustadísima victoria electoral en los comicios de hace un año aumenta con las horas y promete multiplicarse. La fiscal del Estado, Edna Arbel, sobre cuyo escritorio aterrizó el expediente policial de 995 páginas en el que se acusa al Gobierno de Netanyahu de fraude y abuso de confianza, debe pro nunciarse, a más tardar, el domingo. El cargo de primer ministro en Israel no tiene un fuero específico y puede ser procesado por los tribunales ordinarios. El escándalo cuya magnitud no tiene precedentes en la agitada historia de Israel y que la prensa califica en grandes y llamativos titulares como "el terremoto" y "la bomba política estalló en enero cuando el Canal 1 de la televisión dijo que Netanyahu nombró al oscuro abogado Roni Bar-On como asesor jurídico del Gobierno cediendo a un chantaje político de Arieh Deri, jefe del partido ultrarreligioso Shaas. Bar-On no llegó a ejercer porque renunció ante la ola de denuncias de incompetencia.La policía también ha recomendado la apertura de expedientes judiciales contra el actual ministro de Justicia, Tzagi Hanegbi y el director general de la presidencia del Consejo de Ministros, Avigdor Lieberman, por tráfico de influencias. Impávido, Netanyahu sostiene que no ha cometido crimen alguno y que nada estropeará sus. planes de mantenerse como líder de Israel "hasta el año 2.000 y después". "La recomendación policial está sólo basada en la frágil credibilidad de un individuo, una persona que es parte interesada y que por lo tanto no podemos imaginar que sea aceptada por el fiscal, dijo David Bar-Ilán, el director de comunicaciones del Gobierno.

Sin tiempo para Ross

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La inocencia de Netanyahu y la invulnerabilidad de su Gobierno están por verse. Los laboristas, con Simón Peres a la cabeza, pidieron ayer la dimisión del primer ministro. "El Gobierno carece de cimientos morales" para mantenerse, dijo Peres, que fue derrotado por Netanyahu en los comicios del pasado año.

En el caldeado ambiente político interno ayer no había espacio ni tiempo para la nueva misión emprendida por el mediador estadounidense Dennis Ross cuyo proyecto de restablecer los contactos entre Israel y palestinos naufraga ya no en la violencia que estalló hace un mes sino en el intríngulis político israelí.

"Netanyahu tiene pasaporte norteamericano. Actúa y funciona como norteamericano. Hoy tiene que estar feliz: Se parece mucho a Nixon", dijo uno de los tres manifestantes izquierdistas de Tel Aviv que se apostaron frente al despacho del primer ministro con enormes carteles que decían: "Corrupto, vete a casa".

Shaul Yahalom, el presidente de la comisión parlamentaria sobre leyes recomendó ayer a Netanyahu que se aparte temporalmente del poder para dilucidar el caso. Yahalom, que forma parte de la coalición derechista de Netanyahu dijo que esa es la única forma de poner fin al escándalo.

Los palestinos, entretanto, seguían contemplando el drama político israelí desde una ventajosa posición de palco. "No queremos opinar. Se trata de un asunto interno de Israel, dijo Nabil, Shaath, uno de los principales asesores del presidente palestino, Yasir Arafat. El mediador Ross tambien se abstuvo de tocar el tema. Pero resulta a todas luces claro que las ilusiones de progreso en el enésimo intento estadounidense por inspirar vida al proyecto de paz están de momento truncadas.

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