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Manoel de Oliveira: "las mujeres saben todo; los hombres, nada"

El octogenario director portugués presenta en Madrid su Última película, 'Party'

Los números dicen que tiene 89 años, pero se mire por donde se mire Manoel de Oliveira aparenta muchos menos. Tiene un aspecto excelente, y mantiene la lucidez y el gusto por la conversación tan intactos como las ganas de vivir y trabajar, según dicen otras cifras: ha hecho 33 películas, ocho de ellas en los últimos siete años. La última -la penúltima, pues ya tiene lista Viaje al principio del mundo, actuación postrera de Marcello Mastroianni incluida- se titula Party, y es una historia cruzada entre dos parejas. La sobria cámara de Oliveira indaga esta vez en las relaciones de poder hombre-mujer. ¿La conclusión? "Los hombres mandan, pero hacen lo que las mujeres quieren. Ellas no son demasiado complejas, pero sí muy complicadas; el hombre parece más seguro, pero no sabe nada".

Maestro de la cámara invisible, quieta -"es la única forma de atrapar los fantasmas"; "yo ya no voy al cine porque las cámaras se mueven hasta entontecerme", y especialista en narrar historias llenas de sentidos sugeridos, Manoel de Oliveira apura sin ninguna prisa un café con leche entre entrevista y entrevista, mientras habla de los personajes de Party: Michel Piccoli -"un Don Juan lleno de oratoria"-, Irene Papas -"su amante, una actriz griega madura y sabia", Leonor Silveira -"mujer joven e inexperta"- y Rogerio Samora -"su marido apocado"-.Ya sentado, cuenta que la película quedó absolutamente marcada por la colaboración en el guión de la muy prestigiosa escritora portuguesa Agustina Bessa-Luis, de 75 años: "Ella aportó el cinismo necesario a los diálogos, y lo hizo con total libertad, porque no trabajábamos en un ring sino como seres autónomos. Su perspectiva dio mucha riqueza al conflicto entre lo masculino y lo femenino que quería contar".

El director de El Convento y Valle Abraham (último filme en el que trabajó con Bessa-Luis), dice que "la película trata de demostrar lo que tienen las mujeres de bueno, y cuanto de perverso y malo tienen los hombres. Y, paradójicamente, hacer después la demostración contraria. Es decir, que las mujeres son muy malas y los hombres unos santos".

Party arranca de varias situaciones paradójicas: la fiesta de aniversario de Leonor y Rogerio se suspende en el último minuto, lo que no impide que lleguen dos invitados, Irene (Papas) y Michel (Piccoli). Pero cuando comienza la exhibición del amante experto, y Leonor cree ya en el amor como una nueva experiencia, un vendaval llega y lo frena todo... Oliveira afirma que no quiso "reducir la historia a metáforas semiescondidas: el cine debe ofrecer al espectador cosas importantes, pero también lo que quiere ver en la superficie. Cuanta más sustancia haya, más rica será la historia, como el Quijote, que da cientos de cosas que se ven y otras muchas que no".

Todo conectado

Aunque añade que "no me interesa mucho contar historias, prefiero servirme de ellas para reflexionar", Oliveira tiene ya en la recámara otra película, Inquietud, -que asoma como un nuevo paso en la "búsqueda de la sencillez narrativa, que es lo que está al final de todo". Son tres historias diferentes, que funcionan como una sola". ¿Y qué metáfora esconden? "Que la vida es muy compleja, que todo está conectado, que el misterio nos envuelve".Antes de eso, llegará a las pantallas Viaje al principio del mundo, que muestra la última actuación en cine del gran Marcello Mastroianni: "Nos hicimos extremadamente amigos, era un actor admirable, y fue un privilegio trabajar con él. Rodamos cerca del Miño, y aunque estaba ya muy enfermo, nunca se quejó. La pena es que no podrá ver la película. Pero por si acaso, yo se la he dedicado".

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