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Polémica presentación del 'ranking' de colegios en el Reino Unido

El control de calidad enfrenta a Gobierno y oposición

Isabel Ferrer

La aparición de las "tablas de excelencia" de la escuela primaria, presentada en el Reino Unido como el mayor ejercicio publicitario desde la Segunda Guerra Mundial, ha enfrentado al Gobierno y a la oposición, soliviantado a los sindicatos de profesores y confundido a buena parte de los padres. Las listas, una especie de control de calidad que puntúa a los 14.500 mejores y peores centros del Reino Unido (la mayoría del país), no distinguen la realidad socioeconómica del alumnado. Tampoco tienen en cuenta las diferentes dotaciones escolares, y los resultados, medidos en porcentajes, dejan mucho que desear: sólo cuatro de cada 10 estudiantes alcanzan las cotas de aptitud estipuladas por el Gobierno para los chicos de 11 años en inglés, en matemáticas y en ciencias.Las tablas pretenden ayudar a las familias en su búsqueda del centro para educar a los hijos. Al enumerar por orden alfabético y regiones las escuelas, la ministra de Educación, Gillian Shephard, espera "iluminar todas las aulas".

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La intensidad y enfoque de esta luz varía sustancialmente en sus manos o en las de los laboristas. Para el Gobierno conservador, que el 40% de los menores examinados al final de la primaria no pueda leer y escribir con propiedad, o apenas consiga hacer sus cuentas sin una calculadora, es culpa de la oposición. Shephard prepara una versión de las estadísticas que muestran cómo los peores centros dependen de autoridades locales laboristas.

David Blunkett, portavoz laborista de Educación, le ha devuelto la pulla con otro ejemplo. Según él, los pobres resultados, con apenas 15 de las 14.500 escuelas consideradas buenas, "demuestran la incompetencia de 18 años de conservadurismo". Su mayor crítica es la falta de contexto en torno a los centros examinados. Su principal propuesta, inevitablemente preelectoral, consiste en medir la mejora y el esfuerzo realizado por alumnos y profesores alineados entre los peores. Blunkett piensa seguir publicando las tablas si llega al poder, "porque ya es imposible ignorarlas". En el futuro espera añadir los matices reseñados para "ayudar de verdad a los padres".

Acostumbrados al control de calidad de la secundaria, el principal peligro arrostrado por los progenitores es escoger un centro sólo cuando exhiba unos porcentajes cercanos al 100% en inglés, ciencias y matemáticas. El desarrollo y bienestar emocional del hijo, e incluso las horas de viaje necesarias para acceder a un colegio apartado, pueden dejar así paso a la búsqueda de resultados contables a costa del niño.

Esta es la crítica de la Unión Nacional de Profesores. "Todo el ejercicio es un desastre. Dos o tres menores ausentes por enfermedad pueden inclinar la balanza del éxito o el fracaso numérico", ha dicho Doug McAvoy, su secretario general. Para el sindicato, ignorar las diferencias socioculturales del alumnado acentúa la brecha entre ganadores y perdedores "de este delicado ejercicio contable".

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