Rendimiento y precariedad familiar

Las primeras conclusiones publicadas por las autoridades británicas avalan la sospecha de que los resultados habrían sido muy distintos si se hubieran tenido en cuenta las condiciones socioculturales. La escuela primaria Clifton, de la Iglesia anglicana y abierta en Derby, está en los primeros puestos. Es una de las 15 mejores del país, con un 100% de los puntos en las tres materias evaluadas. Su directora, Anne Oliver, lejos de presumir, reconoce los méritos del trabajo duro, la colaboración familiar y la suerte. "No hubo faltas de asistencia ese día y todos echamos el resto. El año próximo, las cosas pueden cambiar".Al centro de primaria Grange, situado en un barrio deprimido de Londres, no le ha sonreído la fortuna. Está entre los peores y ninguno de sus alumnos dio la talla en matemáticas. En inglés y ciencias apenas consiguieron descollar unos pocos. "Hemos tenido que enseñar a leer otra vez con ayuda de sonidos y supervisar las faltas de ortografía sin descanso", señala David McElroy, el director.

Lo que no explica el director es que casi el 40% de sus 221 alumnos tiene el inglés como segunda lengua. Dos tercios reciben el almuerzo gratis por falta de suficientes ingresos familiares. Un ejemplo palpable, según los laboristas, de la influencia del entorno en un control que pretende uniformizar escuelas muy diversas. Un detalle éste de valor secundario para la ministra Gillian Shephard, convencida de que la comparación y la competición emularán a los centros y muchos más padres podrán elegir a gusto, lo que constituye su principal preocupación, como ella misma reconoce.