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Abel Pohulanik, ganador de La Sonrisa Vertical, sostiene que "el erotismo reside en la cabeza"

Miguel Ángel Villena

Los límites entre erotismo y pornografía nunca terminan de estar definidos. O mejor dicho, su frontera depende de quien la establezca. De hecho, ayer polemizaron sobre el asunto el director de cine Luis García Berlanga y el ganador del premio de literatura erótica La Sonrisa Vertical, el argentino Abel Pohulanik. De un lado, el cineasta mantiene que no hay que marcar diferencias y que, en cualquier caso, "el erotismo significa pornografía vestida por algún diseñador de lujo". En la línea de su habitual socarronería Berlanga recalcó: "Como mucho se podría decir que el erotismo es para ricos y la pornografía, para pobres".Por el contrario, Pohulanik sostiene que el erotismo es "sugerencia y reside en la cabeza", al tiempo que añade: "la gran diferencia estriba en la forma de mostrarlo y el erotismo pasa por la sugerencia, por el juego, más que por el sexo explícito". Al margen de debates, Berlanga se mostró orgulloso de dirigir desde hace 19 años la colección de literatura erótica de la editorial Tusquets que ayer presentó en Madrid su último premio: La cinta de Escher. Ambientada en Barcelona, Madrid, Valencia y Venecia, la novela cuenta con un prostituto como protagonista y utiliza como nudo argumental cuadros de Maurits Cornelius Escher (1898-1972), un dibujante holandés que utilizó un enfoque realista para lograr ópticas de espejos y conseguir efectos conceptuales.

Al autor de esta novela, nacido en Corrientes (Argentina) en 1950, la obra de Escher le sirvió para "plasmar un material erótico de lo que no aparece como visible y sólo se plantea como sugerido". Pohulanik está persuadido de que "el erotismo se basa en la sugerencia". Con el fondo de una trama policiaca, La cinta de Escher desfila por ambientes artísticos y de prostitución e incluye el fuego como uno de los símbolos de la obra. La novela arranca con el incendio del Liceo de Barcelona el 31 de enero de 1994 y se cierra con el siniestro que dejó reducido a cenizas el teatro de La Fenice de Venecia, justo dos años después.

Tanto los editores de Tusquets como Berlanga y Pohulanik lamentaron que la crítica se ocupe poco de la literatura erótica. "Parece como si se menospreciara este género, al igual que ocurre con la comedia en el cine", comentó Berlanga. No obstante, todos ellos reconocieron que España se encuentra entre los países más liberales y tolerantes de Europa en lo que se refiere a este tipo de títulos. El premio La Sonrisa Vertical ha descubierto o lanzado a autores como Almudena Grandes, Vicente Muñoz Puelles, Ana Rossetti y Mercedes Abad.

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