Major abre la campaña acusando a Blair de gallina por rehuir un debate en TV
El anunciado debate televisivo entre el ministro, John Major, y su principal adversario político, el líder laborista Tony Blair, no animará el final de la campaña electoral británica como estaba previsto. Desacuerdos de última hora sobre el formato del programa han decidido a los laboristas a retirarse de la escena. Major aprovechó la oportunidad para sugerir que Blair "se esconde" incapaz de afrontar una hora de debate en televisión.
La campaña de facto empezó ayer con noticias no del todo favorables para los laboristas. Una encuesta que publica hoy el diario The Guardian muestra que los conservadores han acortado distancias en estos últimos meses: los laboristas se sitúan -todavía holgadamente en cabeza- con el 46% de los votos, frente al 32% de los conservadores. Es la distancia más corta desde noviembre pasado.Major aprovechó la renuncia de Blair al debate en televisión. "Los pavos no votarán por las Navidades, pero por lo que parece las gallinas salen corriendo ante las cámaras", dijo el primer ministro. Fue un feroz ataque de Major contra Blair. El prometido debate en televisión a la americana había suscitado enormes expectativas.
Después de diez días de discusiones entre representantes de la BBC y de los dos principales partidos políticos británicos, Peter Mandelson, jefe de estrategia de la campaña laborista, declaró ayer que las posibilidades de que se celebre este debate, "son muy, muy remotas". En su calidad de mano derecha de Blair, Mandelson defendió la tesis de que las exigencias conservadoras habían dado al traste con el proyectado encuentro ante las cámaras. Sin embargo, todo apunta a que, a última hora, Blair ha recapacitado sobre los riesgos de enfrentarse a un hombre como John Major, que lucha a la desesperada y no tiene nada que perder.
La retirada laborista dio ayer un respiro a Major, acosado por escándalos de variada índole durante las dos primeras semanas de campaña electoral. En estos momentos, sólo un par de diarios apoya inequívocamente a Major, mientras su partido parece decidido a hundirle. El último descalabro se produjo el sábado, con la dimisión del presidente tory en Escocia, Michael Hirst -segunda dimisión conservadora en la región en una semana-, por un asunto homosexual.
Hirst, de 51 años, casado y padre de tres hijos adolescentes, fue amenazado, según la prensa escocesa, por un sector de los tories escoceses con poner un informe sobre sus pasadas relaciones homosexuales en manos de los diarios sensacionalistas si aceptaba ser candidato.
Escándalos sexuales y de corrupción económica han sido una constante en las filas tories en los últimos cuatro años, pero las dos primeras semanas de precampaña han acelerado el proceso de derrumbe.
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