OMS y Unicef lanzan un plan conjunto contra la mutilación genital femenina
La costumbre se perpetúa socialmente en África, pese a las prohibiciones legales
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef) han lanzado un plan contra la mutilación genital femenina, que afecta a unas 130 millones de mujeres sólo en África. El plan de las entidades internacionales consiste primero en concienciar a la población y a los legisladores sobre la necesidad de acabar con esa práctica; en una segunda fase se trataría de desmedicalizar la mutilación presentándola no como algo higiénico, sino como una violación de derechos y como un peligro para la salud de las mujeres.
La idea es que cada país africano se sienta apoyado por la ONU para desarrollar un plan específico que erradique la práctica de la ablacción femenina en el mundo. "Son buenas noticias para África y un modelo para todos los países del mundo", dice sobre el plan Carol Bellamy, directora ejecutiva de Unicef, quien anunció una campaña general de Naciones Unidas para este mes.Los países en donde más se practica esa mutilación -escudándose en presuntos motivos culturales, religiosos o médicos- son Yibuti (un 98% de mujeres la sufren), Egipto, Etiopía, Kenya, Nigeria, Somalia y Sudán (75%). El pasado enero se descubrió que en un campo de refugiados de Sierra Leona una sociedad secreta había mutilado a 600 chicas. Y sólo en el pasado año se registraron oficialmente al menos tres muertes de muchachas en Egipto, una de ellas tras ser mutilada en un hospital.
Condiciones sanitarias
Las condiciones sanitarias son además, por lo general, lamentables, al realizarse la mayor parte de las extirpaciones en casa y en localidades alejadas de los centros hospitalarios. La mutilación suele realizarse con navajas o incluso cuchillas de afeitar. En estos casos las muertes no son infrecuentes y son habituales las infecciones urinarias y las hemorragias hasta el punto de poner en peligro la fertilidad de las chicas, cuyas vaginas son en ocasiones cosidas en vivo tras la intervención. La mutilación puede abarcar la totalidad del clítoris y de los labios vaginales. A menudo la llevan a cabo comadronas o mujeres maduras con experiencia en la técnica. En Egipto los médicos sólo realizan la mitad de las ablaciones que se llevan a cabo."Ninguna religión lo exige", dice Carol Bellamy, directora ejecutiva de Unicef. "Es una tradición pensada para conservar la virginidad, asegurar que las chicas se casen conforme a las reglas de la comunidad y para controlar la sexualidad. Sólo sirve para mantener a las mujeres en su sitio. Es una explícita violación de los Derechos del Niño".
Algunos países africanos han comenzado a dar pasos para eliminar la costumbre, pero las leyes están aún muy lejos de lo que se manifiesta como una práctica social cotidiana. En Sudán, los ministerios de Sanidad y de Educación tratan de confeccionar un censo escolar sobre el asunto. Costa de Marfil puede aprobar próximamente un decreto de prohibición. En Burkina Faso, ya hay una ley que castiga el delito con entre seis meses y 10 años de cárcel.
Pero la práctica de la mutilación no sólo afecta a África. Se han detectado casos también en Asia, Europa, Canadá y EE UU. Y en España, en Cataluña, hubo alguna práctica a principios de los años noventa entre inmigrantes africanos.
En EE UU la ablación se considera delito federal y causa de asilo político, tras conseguir el año pasado esa condición ciudadana una togolesa de 19 años, Fauziya Kasinga, que había entrado clandestinamente en Norteamérica después de huir de su país y de su familia para evitar ser mutilada.
Otro caso famoso en Occidente fue el de la modelo somalí Waris Dirie, que el pasado noviembre reveló haber sido mutilada a los seis años de edad.
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