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Jáuregui convence a la Ejecutiva del PSOE para que no se oponga al cupo vasco

Luis R. Aizpeolea

El secretario general del Partido Socialista de Euskadi (PSE), Ramón Jáuregui, convenció ayer a la Ejecutiva Federal del PSOE para que no se oponga a la reforma de la Ley del Concierto Económico y del Cupo Vasco pactada el 24 marzo entre el PNV y el PP y que se votará en las Cortes en el próximo mes de mayo. Jáuregui consiguió una "comprensión mayoritaria", en la reunión de la dirección socialista, a su posición conciliadora entre la defensa del concierto y la crítica a algunos aspectos concretos del pacto suscrito entre el jefe del Gobierno, José María Aznar, y el presidente del PNV, Xabier Arzalluz. Todo apunta a que el resultado de la posición conciliadora de Jáuregui se concrete en una abstención socialista en el Congreso pese a las duras críticas de estos días, que coincidían en acusar a Aznar de estar poniendo a España "de saldo".

Ramón Jáuregui no lo tuvo fácil en la reunión de la Comisión Ejecutiva del PSOE de ayer. Como miembro del Gobierno vasco, trató de conciliar su posición defensora del Concierto Económico con las reacciones críticas que ha suscitado en el PSOE el acuerdo alcanzado entre el Gobierno del PP y el PNV sobre la reforma de la Ley del Concierto, que concede capacidad normativa plena sobre el IRPF al Gobierno vasco, y del Cupo, que será "continuista".La posición conciliadora de Jáuregui tuvo enfrente algunas voces críticas, como la del presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, y la de la vocal por Madrid de la Ejecutiva, Francisca Sahuquillo. Jáuregui argumentó ante ellos que el concierto es "un aspecto medular de la autonomía vasca". Su defensa del mismo la concilió con el derecho de la Ejecutiva Federal del PSOE a ejercer la crítica a algunos aspectos concretos del pacto entre el PP y el PNV. Citó especialmente la capacidad normativa plena sobre el IRPF de la que va disponer el Gobierno vasco porque, según concedió Jáuregui a los críticos, afecta a "la solidaridad interterritorial, a la armonía fiscal y, en definitiva, a elementos de vertebración de los que está necesitado este país".

Jáuregui también mantiene alguna reserva sobre la continuidad del Cupo -recogida en la prórroga por cuatro años más del índice del 6,24% pactado en 1981 y clave del acuerdo del 24 de marzo entre el PP y el PNV-, pero prefirió no pronunciarse hasta conocer el contenido completo del acuerdo, que será público en un par de semanas. Tampoco habrá un pronunciamiento público de la Ejecutiva Federal del PSOE hasta ese momento.

También admitió las críticas de sus compañeros de la Ejecutiva Federal al método de negociación seguido por el PP y el PNV, "oscurantista", según lo calificó al finalizar la reunión el portavoz socialista, Cipriá Ciscar.

La posición de Jáuregui contó con la comprensión de Felipe González, con quien mantuvo un encuentro hace un mes para abordar esta cuestión y la presencia del PSE en el Gobierno vasco. Ambas cuestiones -actitud del PSOE ante la reforma de la Ley del Concierto y su presencia en el Ejecutivo de esa comunidad- están vinculadas porque una votación negativa de los socialistas en las Cortes abriría una crisis inmediata en el Gabinete vasco.

En este sentido, Jáuregui defendió la presencia del PSE en el Gobierno vasco pese a las dudas que suscita en la dirección del PSOE por los propios acontecimientos de la política vasca, sobre todo cuando los nacionalistas vascos presentan "su cara más agreste y su discurso es más radical", según admitió el propio Jáuregui. El dirigente socialista vasco argumentó que aún tiene sentido el pacto de gobierno del PSE con el PNV en Euskadi por su papel "moderador" y de "reconocimiento de la pluralidad vasca". En esta misma dirección, Jáuregui defendió la presencia del PSE en el Gobierno vasco por las consecuencias negativas que tendría tanto para Euskadi como para el resto de España una crisis de gobierno en el País Vasco y un clima de inestabilidad política en las actuales circunstancias. "Nuestro electorado nos pide que estemos en el Gobierno y que no pasemos a la oposición", afirmó. También reconoció el interés partidista de su presencia en el Gobierno vasco por lo que supone de parcelas de poder institucional no sólo en la institución autonómica, sino también en el poder local, al que se traslada el pacto tripartito.

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