Villalonga pide perdón por escrito a Arias Salgado
Dos cartas ha enviado el presidente de Telefónica, Juan Villalonga, al ministro de Fomento, Rafael Arias Salgado. Le pide perdón por su agresividad en público contra los planes del Gobierno para introducir la competencia en el mercado telefónico. Cumplía su papel.A cuenta de las tarifas de interconexión, Villalonga ha colocado al ministro entre la espada y la pared. Llegó incluso a paralizar una orden ministerial que establecía la tarifa media en el entorno de las dos pesetas, cuando Telefónica pedía siete. Villalonga desplegó toda su fuerza, utilizó toda su influencia en La Moncloa y evitó lo que consideraba una catástrofe.
Al final, ha conseguido no pocas concesiones y así lo vió la Bolsa. Telefónica cerró ayer a 3.495 pesetas (+1,30%).
Villalonga ha ido lejos en lo que considera la defensa de sus accionistas. Llegó a poner en serios aprietos el proyecto para el lanzamiento de Retevisión, la sociedad estatal sobre la que el Gobierno y el Parlamento estiman que debe construirse la competencia. Sus rudas declaraciones a la prensa y las descalificaciones a la competencia no gustaron ni a algunos de sus colaboradores ni al núcleo de accionistas de referencia (Argentaria, BBV y la Caixa) de Telefónica. Ni a Rodrigo Rato, artífice de la liberalización de mercados.
En Fomento creen que las concesiones a Telefónica, permitirán, al menos, que a medio plazo será posible elegir a través de qué compañía hacer llamadas. El próximo miércoles, Retevisión anunciará la convocatoria de un concurso para vender un 60%, que deberá culminar a primeros de julio.
El proyecto ha sufrido algún retraso, precisamente, porque se quiso respetar la oferta pública de acciones para terminar la privatización de Telefónica. Ahora que se ha llevado el gato al agua, es probable que Villalonga desista de comprar Retevisión, como propuso, saltándose el decreto ley que establece el concurso como vía para hacerlo.
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