_
_
_
_
Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Miserere

Baile de dolor y de contrición, la velada que ofrece Anna Cuocolo es sobrecogedora en su calidad y su serio planteamiento de muchos temas; la artista pide un poco de piedad -que no compasión- a su propio fantasma, del que ella sola es responsable, y una insuperable frase de Maurizio Modugno en las notas al programa lo clarifica: los bailarines buscan a tientas una puerta, una luz en la noche oscura. El fantasma es el de los desafectos, el del amor perdido y de la traición, un engaño virtual que no se ha sabido ver mientras se creía, un baile en el que no hay otra víctima o protagonista que el amante-creyente.La terminología danza sacra puede llevar a una inicial confusión al espectador, pues no es danza religiosa en sí misma, sino danza sin más, contra la rendición moral del arte. Tormento es la palabra medular de esta danza inquieta, profunda, entregada, que habría que ver varias veces.

Dimensione Art & Scena

Pathos ed Estasi: coreografía: Anna Cuocolo; música: Pergolesi, Bach, Stradella y otros. Vestuario: Eva Coen; artista invitado: Toni Candeloro. Sala de Columnas del Círculo de Bellas Artes de Madrid. 24 de marzo.

Navegando en lo aéreo y la exaltación, la coreógrafa avisa que el túnel tiene una sola dirección y que al final no hay otra luz que la que lleva ya el viajero entre el pecho y la espalda. Es el tránsito dando un pálpito, una instrucción sacra en cuanto inapelable. Los bailarines -excelentes, sobre todo Candeloro, ahora maduro y experto en vaciar el elixir gritan ¡Miserere! y recobran la compostura como un tríptico de móviles batientes. Los orantes son al mismo tiempo los sacrificados y ese genial juego de espejos se vuelve argumento.

La iconografia clásica vibra detrás de todos los movimientos sin empalagar, pues hay un vocabulario amplio que parte de lo académico pero se abre a la pureza poética de que es capaz la mímica, sutil, como un ánima que se expresa en dolora. Y atención a la selección musical, igualmente trágica.

La inteligente presencia de la luz rasante, o bajando como el esmalte divino y azulado de un transparente del setecientos, completa el efecto del tableau vivant efímero, pero capaz de dejar al espectador en la desnudez de un éxtasis tan potente como desconocido.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_