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El escándalo de los fondos electorales empañan la visita de Al Gore a Pekín

El vicepresidente norteamericano, Al Gore, que ayer llegó a Pekín para comenzar la etapa más importante de su gira asiática, hubiera preferido que el viaje no estuviera contaminado por la polémica sobre el papel jugado por China en el escándalo de las contribuciones financieras a la pasada campaña electoral de EE UU. Pero la realidad es que la primera visita norteamericana de alto nivel a China desde la que efectuó el presidente George Bush en 1989 se ve inevitablemente ligada a las acusaciones de que el Gobierno de Pekín intentó influir en la política de Washington a través de contribuciones económicas dirigidas al Partido Demócrata y a seis miembros del Congreso. Japón y Corea del Sur completan la gira del vicepresidente, que aprovecha para preparar el viaje a Asia que Bill Clinton tiene previsto efectuar en 1998.Consciente de la imposibilidad de esquivar el espinoso asunto de las contribuciones, Gore dijo antes de llegar a Pekín que hablaría de ello con sus anfitriones. Oficialmente, la posición de China es la expresada por el Diario del Pueblo, que niega radicalmente cualquier papel en la canalización de dinero hacia la campaña. Pero la realidad no tiene nada que ver con la propaganda. EI FBI mantiene una investigación que cubre tanto las actividades de John Huang, un norteamericano de origen chino que se ocupaba de recaudar fondos en el Comité Nacional Demócrata, como los planes de la Embajada de China en, Washington, interceptados mediante vigilancia electrónica, para conseguir ventajas económicas y comerciales a cambio de sobornos.

Derechos humanos

La situación de los derechos humanos es otro de los asuntos que complican las relaciones entre China y EE UU. Gore señaló antes de llegara Pekín que discutirá el problema. "No creo que eso les sorprenda", explicó. "Es un tema que nosotros consideramos importante". Gore no tiene programado ningún contacto público con disidentes, pero tampoco descartó mantener encuentros con ellos en la Embajada norteamericana en Pekín.En las 24 horas que duró su anterior etapa en Tokio, Gore reafirmó el interés de EE UU por mantener su actual presencia militar en Asia, posición respaldada por el primer ministro japonés, Ryutaro Hashimoto, que aseguró que se opondrá con firmeza a quienes piden el cierre de las bases norte americanas en Japón. Entre ellos se encuentran las autoridades de Okinawa, en donde se encuentra la mitad de los 47.000 soldados estadounidenses que hay en Japón. Por otra parte, el Dalai Lama, dirigente espiritual del Tibet en el exilio, aseguró ayer desde Taiwan en una conferencia de prensa recogida por la agencia Reuter que su visita, que ha despertado las iras del Gobierno de Pekín, puede suponer un acercamiento de posturas con China: "No somos antichinos. Siempre he considerado de enorme importancia que haya un estrecho entendimiento entre Tibet y los chinos".

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