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Crítica:POP
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cancionero de derrotas

Diego A. Manrique

En una noche repleta de conciertos atractivos, los humildes Secretos se llevaron el gato al agua. Al menos en términos de taquillaje; el recital, que celebraba las 100.000 copias despachadas de sus Grandes éxitos, carecía del glamour de actos similares: aparte de algún artista de su compañía, sólo se veía a miembros de Mamá, Los Elegantes y otros veteranos del glorioso año de 1980.Los Secretos (benditos sean) no están de moda, pero pronto se cumplirán los 20 años de la fundación de Tos, su primera encarnación. Y en este tiempo, superando muertes y olvidos, se han hecho un hueco profundo en el corazón de muchas personas sensibles.

El público secreto es universitario, clasemediero, pulcro. Y entusiasta: grita piropos, corea letras, bate palmas. Con un ardor algo desconcertante dado que el repertorio de los Urquijo pinta un abrumador panorama de desolación. Las penetrantes canciones iniciales, teñidas por una tierna misoginia urbana, hablaban de desencuentros amorosos, de la imposibilidad adolescente de conectar con el sexo opuesto. Luego llegaron los malos hábitos y su cancionero se hizo aún más agrio. A pesar de su (injusta) fama, Los Secretos nunca han sido artistas livianos: comparando la temática de ambos, un concierto de Lou Reed sería hasta optimista.

Los Secretos

Enrique Urquijo (voz, guitarras), Álvaro Urquijo (voz, guitarras), Ramón Arroyo (guitarras), Jesús Redondo (teclados, coros), Paco Beneyto (batería), Alvaro de Cárdenas (bajo). Vocalista invitado, Manolo García. 21 de marzo. Palacio de Congresos de Madrid. 2.000-2.500 pesetas. 2.000 personas.

Pocos grupos han retratado tan amorosamente a los perdedores de su generación: "Te juro que era una buena chica / aunque con poco apego a la vida". Casi nadie ha sabido humillarse con tanta lucidez: "Pero cómo explicar que me vuelvo vulgar / al bajarme de cada escenario" (compárese esta Ojos de gata con su canción hermana, Y nos dieron la diez, de Joaquín sabina). La angustia es una constante en piezas como Y no amanece, La calle del olvido, Colgado, Quiero beber hasta perder el control, Amiga mala suerte. Aunque cante pop o country-rock, Enrique Urquijo es un bluesman de voz arrasada, cuyo territorio preferido es la noche oscura del alma; su poder personal y su torpeza escénica logran que se diluya el impacto emocional de canciones tan hermosas como agobiantes.

El público agradecía un sonido brillante. Y también la aparición de Manolo García, de El Ultimo de la Fila, que voló desde Barcelona para cantar dos temas ("y me sé una docena más"). No fue el típico invitado estelar: Manolo se levantó de una butaca y volvió a ella para seguir el concierto. Los Secretos despiertan ese tipo de lealtad pura y desinteresada.

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