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Entrevista:

"La sala de cine nos hace mejores personas "

En el instituto le llamaban El Enano. Todos consideraban que Harrison Ford -flaco y desgarbado en su adolescencia- era "el que menos posibilidades tenía de triunfar". "No era atlético", recuerda el actor. "No practicaba deportes. Me gustaba salir con chicas. Esto ponía enfermos a los chicos, así que se juntaban después de clase para arrinconarme en el aparcamiento y tirarme sobre los arbustos".Ya nadie se mete con Harrison Ford, y menos cuando tiene cuatro películas que se proyectarán simultáneamente en las pantallas de EE UU. Tres de ellas, la trilogía de La guerra de las galaxias, son éxitos garantizados, mientras que circulan prometedores rumores sobre La sombra del diablo, el drama policíaco que protagoniza junto a Brad Pitt.

Cuando llega al Regency Hotel de Nueva York para la entrevista, Ford tiene un atractivo aspecto con su traje negro y un jersey de cachemira gris debajo. Pero, con cuatro éxitos o sin ellos, no está sonriendo. Prevé un interrogatorio. El mes pasado, Pitt dijo a Newsweek que La sombra del diablo era "la forma más irresponsable de hacer cine, si es que se puede llamar así". ¿Qué pensó Ford al respecto? "Creo que Brad olvidó por un momento que estaba hablando con alguien a quien pagan para que escriba esa m...", dice Ford sonriendo. "Y perdone que hablé mal".

"Desde que lo leí supe que yo me iba pasar mucho tiempo hablando de ello", añade. "Y era verdad. No puedes negar una cosa que es cierta. Eso es lo que pensaba Brad".

"Y eso es lo que yo pensaba cuando empezamos la película", reconoce Ford. "Pero también sabía que no íbamos a abandonar este proyecto. Sabía que lo sacaríamos adelante. Y lo hicimos".

El alboroto se armó cuando Pitt firmó para hacer el papel de Frankie el Ángel, un terrorista del Ejército Republicano Irlandés que se refugia con un confiado policía de Nueva York llamado Tom O'Meara.Pitt, que por aquel entonces todavía no tenía el tirón de taquilla que posee actualmente, firmó por ocho millones de dólares (1. 120 millones de pesetas), una cantidad relativamente modesta.Las cosas se fueron poniendo tensas cuando eligieron a Ford para hacer de O'Meara, un papel relativamente poco importante en un primer momento. Ford firmó supuestamente por 20 millones de dólares (2.800 millones de pesetas).

Todo fue sobre ruedas hasta que en febrero empezó el rodaje en Nueva York, momento en el que ambas estrellas reclamaron cambios en el guión. Al parecer, Ford quería un papel más largo, mientras que Pitt quería seguir siendo la estrella. El ambiente se volvió competitivo: según una información, cuando se añadió una escena de amor al personaje de Pitt, Ford también tuvo que tener otra. Al final, ambas escenas fueron cortadas. Ford niega que haya tenido problemas trabajando con Pitt.

"Me gustó rodar con él", dice. "Era un actor con el que me interesaba trabajar, y no me decepcionó". Sin embargo, hubo quien sí se decepcionó. Los ejecutivos de Columbia Pictures se vieron atormentados por interminables retrasos, debidos no sólo a los continuos cambios en el guión, sino también al récord de nevadas de este invierno en Nueva York y a un presupuesto que se disparó desde los 70 millones de dólares (9.800 millones de pesetas) hasta los 100 millones de dólares (14.000 millones de pesetas). Más de una película se vio afectada. El siguiente largometraje de Pitt, Seven years in Tibet, tuvo que ser retrasado dos meses.

Ford dice al recordarlo: "Creo que es mejor haber pasado por este largo proceso. Todos pusimos nuestros sentimientos, ideas y ambiciones sobre el tapete, y lo convertimos en un esfuerzo común".

"Estoy satisfecho de los resultados", asegura Ford. Irónicamente, el mayor rival de la película puede proceder del propio pasado de Ford. Va a estrenarse sólo dos semanas después de la reposición de El retorno del Jedi (1983), mientras que El imperio contraataca (1980) y La guerra de las galaxias (1977) siguen pegando fuerte.

"Me alegro de que esas películas sigan teniendo atractivo", dice el actor, pero añade que no ha visto las versiones restauradas. "Mis cuatro hijos fueron a verlas con su madre", cuenta. "No me gusta volver a ver trabajos del pasado. Tengo otras ambiciones que no consisten en recordar viejos hitos. No puedo sentarme a ver interpretaciones mías de cuando tenía 20 años, pero me alegro de que otros quieran verlas".

"Creo que nunca he visto una película mía después de los pases previos", añade. "Una vez terminada, se acabó para mí. Empiezo a pensar en la siguiente".

"No busquen a Han Solo en futuras películas de La guerra de las galaxias", dice Ford, que cree que ha sacado al personaje todo el jugo posible. Ford afirma: "En realidad quería que Han Solo muriese al final de la última película. Me pareció que daría peso y trascendencia a la película. Pero a George Lucas no le gustó la idea. No quería verme asesinado por aquellos tipos que parecían ositos de peluche".

Han Solo fue la base de la carrera de Ford, el primero de tres lucrativos contratos para papeles en serie: Indiana Jones en En busca del arca perdida (1981) y sus dos secuelas, y Jack Ryan en Juego de patriotas (1992) y Peligro inminente (1994). A eso hay que añadir los éxitos de películas como Único testigo (1985), El fugitivo (1993), Blade runner (1982) y Frenético, (1988).

En total, Ford ha protagonizado cuatro de las 10 películas que más beneficios han reportado de todos los tiempos, y, sólo en las taquillas de EE UU, sus trabajos se han traducido en 2.000 millones de dólares.

Pero no esperen encontrar a Ford viviendo como una estrella en Beverly Hills. Lleva una vida tranquila en Jackson Hole, Wyoming, con su mujer, Melissa Mathison, la guionista de E. T, y sus cuatro hijos.

"Hago una vida corriente en el campo", dice Ford. "No me despierto en Los Angeles, [donde] no sabría qué demonios hacer durante todo el día si no estuviera rodando una película. Lo único que tengo que hacer es despertar a los niños, hacerles el desayuno y llevarlos al colegio. Y me encanta este tipo de vida".

¿Tiene el emblemático sombrero de Indiana Jones colgado en el perchero? Ford frunce el ceño. "En los sitios donde vivo no hay ni rastro de mi vida profesional", comenta el actor, que es famoso por ser extremadamente precavido en lo relativo a las intrusiones en su vida privada. Pero un momento después, Ford baja tímidamente la mirada y confiesa: "Bueno, tengo el sombrero. Está perdido por mi armario. Está debajo de un montón de cosas", añade a la defensiva. "Y ni siquiera estoy seguro en qué armario está ".

Pero ni siquiera la más firme decisión de llevar una vida normal puede evitar el hecho de que Ford es uno de las estrellas más populares del mundo. "La gente es muy amable conmigo, pero, en cierto sentido, he perdido mi libertad", reconoce. "Es agradable conocer a gente y oírles decir cosas buenas de ti. Pero si quiero ir a la ferretería a comprar tomillos, quiero ir y hablar de tomillos. No quiero hablar de si voy a hacer Indiana Jones IV. Me gusta hablar con la gente, pero entonces se me olvida qué clase de tomillos iba a comprar y es un problema".Ford añade que otro Indiana Jones es una posibilidad, pero antes están Air Force One, en la que dará vida a un presidente de EE UU secuestrado, y Six days, seven nights, en la que, según él, será "el típico piloto duro, bruto y gañán cuyo avión se estrella en una isla desierta con una joven".

Pero no esperen verle hacer de malo en breve. Comenta: "La mayor parte de los papeles de malo tratan de formas interesantes de matar a la gente, y no soporto esas películas". "Me interesa el efecto que se produce cuando la gente se reúne en una sala oscura y tiene esa sensación de humanidad compartida", concluye. "Creo que eso nos hace mejores personas. Es un objetivo que merece la pena, es un trabajo decente".

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