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El Supremo de EE UU propina un nuevo revés judicial a la industria del tabaco

Vía libre a una ley que permite recuperar los gastos sanitarios de los fumadores

Nuevo revés de la industria del tabaco de EE UU, a la que la justicia empieza a hacer la vida imposible. Si la pasada semana el Supremo de Misisipí daba luz verde a la demanda para recuperar los gastos de salud pública por enfermedades atribuidas al tabaco, ayer fue el mismísimo Tribunal Su premo de EE UU el que echó para atrás la pretensión del grupo más importante de la industria de anular una ley de Florida que autoriza a- las autoridades sanitarias del Estado a reclamar esos mismos gastos. Aunque el fallo afecta sólo a Florida, es un acicate para el resto de los Estados.

Florida es uno de los 22 Estados que han presentado demandas de recuperación del dinero gastado en enfermos de corazón, enfisema o cáncer de pulmón. En febrero de 1995 y al amparo de una ley aprobada en 1994, el responsable de Justicia del Estado reclamó una compensación de casi 1.000 millones de dólares (145.000 millones de pesetas) después de calcular que los presupuestos de salud pública dedican 400 millones de dólares al año a esas enfermedades. El proceso comenzará el 4 de agosto.El grupo Philip Morris, el número uno mundial de fabricación de cigarrillos, recurrió contra la Ley de Responsabilidades Médicas de Terceras Partes ante el Supremo de Florida, que en junio de 1996 y por 4 votos contra 3 decidió dar vi,¡ libre a la medida. En opinión del Supremo, la ley, al ligar la responsabilidad del producto a la empresa que lo elabora, noviola el derecho que la Constitución reconoce a tener un proceso justo. Philip Morris, reconociendo que la imagen del tabaco hace aguas, dice que "es el típico ejemplo de una mala ley que se adopta para atacar a unos acusados impopulares".

Ley peligrosa

La legislación de Florida es especialmente peligrosa para la estrategia de la industria porque pone en cuestión uno de los pilares en los que se basa su defensa ante los tribunales: el fumador sabe a qué atenerse cuando consume cigarrillos.No, dice Robert Buttetworth, responsable de Justicia de Florida, no tiene nada que ver: "Que un fumador individual haya asumido el riesgo, de fumar es sencillamente indiferente por lo que respecta a la responsabilidad de la compañía de tabaco ante el Estado". La ley, única en EE UU, permite llevar a juicio a las empresas tabaqueras y, lo que es más relevante, agrupa las demandas individuales -que la industria puede contrarrestar con el argumento de la responsabilidad personal- y permite que las autoridades sanitarias utilicen las estadísticas para probar que el tabaco es responsable de ciertas enfermedades.

Philip Morris, con el respaldo de un importante grupo de la patronal de Florida, recurrió ante el Supremo señalando que el objetivo de la ley es que la industria del tabaco "tenga todas las papeletas en contra" y que la reclamación por daños y perjuicios ante los tribunales triunfe. "Es como si el Estado de Florida declarara que en los partidos de fútbol la defensa del adversario se retire a las bandas cuando avance la delantera del equipo de la universidad estatal".

La metáfora deportiva no hizo mella en los magistrados del Tribunal Supremo de EE UU (equivalente a un Constitucional) ni tampoco les inspiró comentarios. La decisión-tomada ayer se limita a respaldar el fallo del Supremo de Florida y a confirmar que la ley no es anticonstitucional.

El fallo no crea precedente a nivel federal, pero es muy útil para los responsables de Justicia de los Estados y ciudades que han seguido el mismo camino o que piensan seguirlo. Como en el caso de Misisipí, la industria no tira la toalla. Gregory Little, asesor jurídico de Philip Morris, señaló ayer que la empresa sigue pensando que la ley de Florida es anticonstitucional. Little menciona en favor de su postura dos fallos judiciales recientes, en San Francisco y en Alabama: en la ciudad californiana, un juez no ha admitido a trámite la demanda del ayuntamiento en la que se reclama la indemnización de los gastos médicos de los fumadores. En Alabama, la oficina de Justicia considera que esa tesis es "en el mejor de los casos débil y en el peor, estrafalaria".

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