Arafat dice que su principal objetivo es impedir la "judaización de Jerusalén"
En un desesperado intento por impedir una nueva explosión de violencia, Yasir Arafat pidió ayer aún mayor presión internacional sobre Israel para frenar el plan de construcción de 6.500 viviendas judías en Jerusalén oriental. En la reunión de Gaza -a la que los palestinos intentaron dar el máximo perfil político, pero tuvieron que conformarse con la presencia de cónsules con base en Jerusalén-, Arafat declaró que su objetivo principal es "salvar el proceso de paz" y evitar la "judaización de Jerusalén". Cuando más tarde se le preguntó qué sucedería si Netanyahu cumple su promesa de levantar un barrio judío en la Jerusalén árabe, el líder palestino se encogió de hombros y dijo: "Eso hay que preguntárselo a las masas palestinas. La situación es seria".Pero el llamamiento del presidente palestino, formulado ante diplomáticos estadounidenses, rusos, europeos, jordanos, egipcios y japoneses que acudieron a una conferencia de cuatro horas en Gaza, no hará variar la posición del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. En vísperas de la inauguración de trabajos en la colina de Yabal Abu Gneim, que Israel llama Har Homa desde su captura a los jordanos en la guerra de 1967, el Gobierno de Netanyahu reafirmó su intención de mandar los tractores "en los próximos días" a pesar de las serias advertencias árabes y la condena de la Asamblea General de las Naciones Unidas la semana pasada.
Palestinos e israelíes ya hablan abiertamente de la "inminente batalla de Jerusalén", de ahí que los comandantes militares israelíes en Cisjordania a las órdenes del general Uzi Dayán hayan decretado estado de máxima alerta. Según fuentes israelíes consultadas anoche, el dispositivo militar ha sido denominado Operación Zarzas Ardientes y contempla varios escenarios, incluyendo un conflicto a nivel regional.
