Los toros del futuro
La idea era muy loable: un torero del barrio, Emilio Muñoz, y la hermandad del Rocío unieron sus esfuerzos para celebrar toros en Triana por vez primera en la historia y dedicarlos beneficios a obras asistenciales. Podrían haber organizado un torneo de golf. También hubiera sido un hecho histórico y, sin duda, más interesante.Para empezar, la plaza portátil no se llenó, un asunto para la reflexión si en el mundo de los toros abundara la inteligencia. No hubo emoción ni faena redonda.
Antoñete conserva la figura añeja de torero grande. Plantó las zapatillas, movió los brazos con suavidad y toreó a la verónica como en los viejos tiempos. Manolo Cortés (y no Manolo Vázquez, como se decía erróneamente ayer en este periódico) tuvo un buen novillo que le permitió reverdecer algún laurel de antaño, buenos redondos y algún natural aislado.
Festival/siete toreros
Novillos de Campos Peña, María del Carmen Camacho, Diego Puerta, Joaquín Núñez, Joaquín Barra, Murube y Los Millares. El rejoneador Javier Buendía: pinchazo muy trasero (ovación). Antoñete: estocada baja (oreja). Manolo Cortés: estocada (dos orejas). Manzanares: pinchazo, estocada que asoma y un descabello (una oreja). Emilio Muñoz: casi entera (dos orejas) y pinchazo y bajonazo en el sobrero (ovación). El novillero Fancisco Javier Corpas: estocada y tres descabellos (oreja). Plaza portátil de Triana, 15 de marzo. Tres cuartos de entrada.
Manzanares toreó bien a la verónica y se lució a medias con un animalito sosito. Muñoz dibujó dos medias verónicas belmontinas y consiguió redondos aceptables de un novillo blando; pidió el sobrero, que era más blando, y lo mató muy mal. Buendía no tuvo su tarde. Parecía un gigante ante un novillo que era de juguete. Y el novillero Corpas, fiel a su tiempo, valentón y sin personalidad.
Babelia
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