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Aznar rechaza la propuesta de soberanía compartida planteada por Jordi Pujol

El presidente del Gobierno José María Aznar, rechazó ayer la propuesta de soberanía compartida planteada por el presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, en el debate sobre el Estado de las autonomías y responsabilizó al anterior Gobierno socialista si tras la negociación con el Gobierno vasco sobre el cupo éste resultaba negativo. Ésas fueron las notas más destacadas de la tercera jornada del debate en el Senado, en la que los escaños de los senadores del Partido Nacionalista Vasco (PNV) permanecieron vacíos.Aznar, en su última intervención en el debate sobre el Estado de las autonomías, rebajó el tono autocomplaciente de la víspera en su réplica a los presidentes autonómicos. Incluso hizo algunas propuestas que se echaron de menos en la jornada anterior, como su intención de comparecer él o el ministro de Administraciones Públicas, Mariano Rajoy, ante la Cámara alta para someterse a su control sobre el cumplimiento de sus compromisos autonómicos, o la oferta de pactar con los socialistas la reforma de los estatutos de autonomía de vía lenta a escala nacional o, si no, regional.

El presidente Aznar, menos optimista que la jornada anterior, manifestó ayer que salía del debate "no del todo satisfecho". No podía ser de otro modo. No sólo se había ausentado, del debate el lehendakari Ardanza. El grupo parlamentario del PNV estuvo ausente de sus escaños.

El presidente el Gobierno reconoció, tanto en su discurso como en una rueda de prensa, posterior, las tensiones existentes con los partidos nacionalistas. Pero también aseguró que, pese a ellas, no va a romper ni con el Partido Nacionalista Vasco ni con CiU.

Respecto a la negociación del concierto económico, el presidente del Gobierno dijo que se atendría a lo que dicta la ley y que si a resultas del cumplimiento de la legalidad surgía como consecuencia una liquidación negativa del cupo vasco la responsabilidad sería del anterior Gobierno socialista.

José María Aznar trató también de justificar su vaporosa intervención de la víspera al manifestar que él entiende el Senado como un foro institucional y no como un lugar de contiendas políticas.

En este sentido, el presidente del Gobierno hizo un balance globalmente positivo del debate sobre el Estado de las autonomías y sus conclusiones, y reafirmó que no estaba en cuestión el actual modelo autonómico reconocido en la Constitución, de 1978.

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