Jacques Chirac intenta atajar la inclinación de los jóvenes franceses hacia la extrema derecha
Jacques Chirac quiere que los jóvenes franceses se opongan a las "fuerzas de la intolerancia" representadas por el ultraderechista Frente Nacional. En una larga entrevista ante las cámaras de televisión el lunes por la noche, el presidente de Francia pasé revista a los problemas de la juventud: desempleo, fracaso escolar, droga, violencia y auge de la extrema derecha, entre otros. Sobre el retorno del fascismo, recordó que siempre había conducido "a las peores catástrofes". Pero Chirac no ofreció soluciones concretas, ni para ese ni para otros problemas.
El presidente francés se limitó a pedir un "esfuerzo nacional" para integrar a los jóvenes en él mercado laboral y a proponer una reforma escolar para poner fin al creciente analfabetismo.Las elecciones presidenciales de 1995 revelaron un hecho alarmante: un 18% de los menores de 25 años votaron al neofascista Jean-Marie Le Pen, y el porcentaje se elevó al 24% entre los menores de 25 años sin estudios superiores. Chirac expresó su preocupación por el retorno de la intolerancia, que "siempre, en la historia de todos los países, condujo a las peores catástrofes". Justificó la ley de inmigración de su ministro del Interior, Jean-Louis Debré, porque, según él, la presencia de extranjeros en situación irregular alimentaba precisamente "las corrientes xénófobas y racistas".
Chirac apoyó su intervención en los resultados de un sondeo, según el cual más de dos tercios de los jóvenes se sentían optimistas ante el futuro. Sobre esa base se artículó, durante dos horas, una de las entrevistas presidenciales más tediosas de la década. Lento, retórico y repetitivo, Chirac se limitó a seguir el consejo de sus asesores: cuanto más tiempo en pantalla, más popularidad. Criticó a la prensa por ofrecer una imagen negativa, de Francia, aunque en una ocasión reconoció: "Las fuerzas de la intolerancia se desarrollan en nuestro país y eso da a Francia una mala imagen".
En las elecciones que le llevaron al Elíseo, Chirac tuvo más votos que el socialista Lionel Jospin. Las esperanzas que despertó como oponente de los "dos conservadurismos", el mitterrandista de Jospin y el derechista de Edouard Balladur, se han visto hasta ahora defraudadas. Uno de cada cuatro jóvenes está en paro y Francia vive horas bajas. Crece la violencia en las escuelas y el analfabetismo funcional afecta al 20% de los menores de 16 años. Contra estos problemas, el presidente ofreció fórmulas convencionales: "Hay que inculcar a los niños las reglas elementales de educación y civismo, de vida en común".
Por otra parte, el Gobierno francés emprendió ayer un modesto esfuerzo para integrar a las mujeres en la vida política. El primer ministro, Alain Juppé, reconoció ante la Asamblea Nacional que Francia estaba "ciertamente retrasada" respecto al conjunto de la Unión Europea y pidió que diputados y senadores prepararan una reforma constitucional que permitiera introducir un sistema de cuotas en las elecciones.
La presencia femenina en la Asamblea Nacional es abrumadoramente escasa: de 576 escaños, sólo 32 están ocupados por mujeres.
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