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Gerardo Herrero narra en 'Territorio comanche' una historia de "amistad y no de guerra".

La película, basada en la novela de Arturo Pérez-Reverte, se estrena hoy

Elsa Fernández-Santos

"Territorio comanche no es una película sobre la guerra, sino sobre la amistad". Así define Gerardo Herrero el filme que, basado en la novela homónima de Arturo Pérez-Reverte, rodó el pasado otoño en pleno Sarajevo y que hoy se estrena en España. El viaje iniciático de una joven y ambiciosa periodista de televisión, enviada por vez primera al frente, es el eje de la película, en el que los actores Imanol Arias y Carmelo Gómez interpretan (inspirados respectivamente en el propio Pérez-Reverte y el cámara José Luis Márquez) a dos veteranos y escépticos reporteros. "Quería hacer una película sobre corresponsales de guerra que no fuera ni una historia política ni de amor" añade el director.

Territorio Comanche no tiene nada que ver, según su realizador, con otras conocidas películas sobre periodistas en conflictos bélicos. Ni El año que vivimos peligrosamente, Bajo el fuego o Salvador (de las tres, la que más le gusta a Herrero) le sirvieron como referencia. "Lo que me interesaba contar -la amistad entre los reporteros, la ética de los periodistas de guerra y la manera en la que trabajan- no se había tocado nunca en las películas sobre periodistas que conozco y es un tema que siempre me ha interesado. Ya hace tiempo pensé en adaptar la novela de Manu Leguineche La tribu, que transcurre en Guinea, pero el conflicto que narra el libro se había quedado un poco antiguo y por eso pensé en Territorio comanche".

La película, cuyo coste final ha sido de 500 millones de pesetas, está escrita por el propio autor de la novela y Salvador García. "La novela de Pérez-Reverte ha sido la base del guión, pero se han cambiado muchas cosas", explica el director.Giro

El principal cambio entre novela y película está en el personaje que interpreta la actriz argentina Cecilia Dopazo. Mientras en el texto se retrata de forma implacable a una ambiciosa periodista sin escrúpulos que despierta el odio de sus compañeros, en la película el instinto profesional de la joven reportera sufre un importante giro al conocer de cerca la guerra y, sobre todo, al pasar por la escuela de sus veteranos colegas, dos escépticos que se toman con obligada distancia el horror diario de la guerra.

"Ella es el único personaje que se transforma", dice Gerardo Herrero; "tal y como estaba en la novela no me interesaba, quería que fuera una chica joven e inexperta para que esa transformación fuera creíble. La historia son dos semanas en la vida de unos reporteros, y ella es la única persona que cambia su forma de entender la vida y su trabajo. Tenía claro que ese personaje era el hilo conductor y su mirada es la más importante, porque también es la mirada del espectador, que tampoco conoce la guerra".

Gerardo Herrero insiste en que Territorio comanche es, a propósito, una película que no quiere entrar en la trascendencia de la guerra. Sobre eso, Pérez-Reverte ha escrito: "Precisamente la toma de partido de Gerardo Herrero es ésa: la áspera sequedad de una trama y unas imágenes más elocuentes que un discurso, una lágrima o una bandera". El escritor añade: "por supuesto, no faltarán imbéciles que lamenten en esta película la falta de demagogia al uso, camuflada en compromisos morales o éticos, de hermanitas de la caridad travestidas en periodistas filántropos que viven y mueren por la solidaridad, la paz y el progreso".Novelistas-guionistas

Herrero -cuya anterior película, Malena es un nombre de tango, estaba basada en la novela homónima de Almudena Grandes y cuyo próximo proyecto nacerá de otra novela que ya tiene entre manos- es un fiel defensor del idilio que parecen vivir en España el cine y la literatura. "Yo busco temas y si esos temas vienen de una novela pues no me parece que sea malo. Además, trabajar con novelistas es un placer, porque entienden el cambio de lenguaje. Ojalá hubiera más novelistas escribiendo guiones", añade el cineasta. "Estoy seguro de que escritores como Juan José Millás o Antonio Muñoz Molina serían estupendos guionistas".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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