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Blindados del Ejercito albanés se dirigen hacia el sur del país para sofocar la revuelta popular

Unidades navales y aéreas italianas evacuaron ayer a 36 europeos y ciudadanos de "países amigos" del puerto albanés de Valona, centro de la crisis que afecta a este pequeño y aislado país europeo. Mientras, los albaneses parecían plegarse a las órdenes del Parlamento que instauró el domingo el toque de queda y el estado de excepción en todo el territorio nacional y dio poderes a la policía para disparar contra quienes arrojasen piedras o causasen disturbios. Anoche, una columna de blindados del Ejército albanés se dirigía hacia el sur, lo que hacia prever una intervención militar para recuperar las zonas que se encuentran desde el sábado en poder de grupos armados.

Las autoridades albanesas enviaron a 25.000 soldados y 5.000 agentes de las fuerzas especiales, apoyados por blindados, a recuperar el control de las ciudades rebeldes. Una columna de tanques circulaba anoche lentamente por la carretera estatal en dirección al sur.El Ministerio del Interior albanés informó de que se habían recuperado grandes cantidades de armas y municiones durante las primeras 24 horas en que estuvo en vigor el estado de excepción. El Parlamento había concedido un plazo de hasta las 14.00 horas de ayer para devolver las armas que fueron robadas días pasados en los asaltos a los cuarteles y comisarías de los sureños puertos de Valona y Saranda y en los ataques contra militares y policías que fueron despojados de su armamento.

El interés especial de Italia en la crisis albanesa, basado tanto en razones históricas como de proximidad geográfica, se concretó en una intervención militar relámpago localizada en Valona, la ciudad meridional donde se sitúa el epicentro del conflicto. Efectivos de la marina italiana transportados por helicópteros que despegaron desde unidades navales situadas en el límite de las aguas territoriales albanesas rescataron a 21 connacionales y otros 15 ciudadanos de países amigos. Entre los evacuados se encuentran 10 periodistas 31 fotógrafos. La operación, apoyada por las autoridades locales, duró ocho minutos, y fue considerada un éxito por el propio presidente de la República, Oscar Luigi Scalfaro.

Población atemorizada

Numerosos habitantes de Valona, aterrorizados ante la posibilidad de que el Ejército albanés entrase a sangre y fuego en este puerto, pidieron a los periodistas que no abandonaran el país. "Valona en estos momentos es una ciudad muerta. La gente no trabaja, los comercios están cerrados. Todos tienen armas de todo tipo, que se pueden comprar por pocos leks [la moneda albanesa]. La ciudad no garantiza la seguridad de sus habitantes", declaró uno de los fotógrafos evacuados a su llegada a Italia.

La situación en Tirana, la capital, sin embargo, es de relativa calma. La única ciudadana española residente en ese país y sus dos hijas optaron por permanecer en Albania a pesar de que el cónsul español en Roma les ofreció la posibilidad de la evacuación, según informó un portavoz de la Oficina de Información Diplomática en Madrid.

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La población albanesa acudió ayer masivamente a los tiendas para hacer acopio de alimentos y pan antes de que entrase en vigor el toque de queda. Especialmente en Tirana se apreciaban largas colas de gente a las puertas de los pequeños comercios de ultramarinos.

La Unión Europea hizo ayer varios llamamientos a la calma tanto al Gobierno como a la oposición albanesa. El comisario de Relaciones Exteriores, Hans van den Broek, afirmó en Moscú que la situación es "extraordinariamente preocupante" y pidió tanto al presidente Safi Belisha como a sus rivales que no usen la violencia y que intenten resolver esta seria crisis por medios pacíficos". En términos muy semejantes se pronunció en Bruselas el portavoz de la Comisión Europea. Tras una visita sobre el terreno, el pasado viernes, tanto la Comisión como la presidencia de turno holandesa mostraron su preocupación por la crisis albanesa. "La situación es explosiva", afirmó el portavoz comunitario, que descartó mayor intervención europea que los llamamientos a la calma y reiterar la propuesta, rechazada en el pasado por el régimen, de dar asistencia técnica para resolver la crisis financiera que atraviesa Albania a causa de la generalización de inversiones fraudulentas en entidades que ofrecían hasta el 100% mensual, informa desde Bruselas Walter Oppenheimer.

Sali Berisha fue reelegido ayer casi por unanimidad del Parlamento (113 votos a favor, uno en contra y cuatro abstenciones) para un segundo mandato de cinco años como presidente de Albania.

Las autoridades albanesas han impuesto una férrea, censura a los medios locales e interrumpido los enlaces vía satélite con el exterior de las cadenas internacionales. Según los expertos, con esto pretenden que la "rendición de cuentas" se produzca en silencio o al menos en la imposibilidad de transmitir las imágenes al exterior.

"Albania es un problema de toda Europa, pero es un problema particularmente italiano debido al papel que desarrollamos en el intento de estabilizar Tirana. Italia es el país que más ayudas ofrece a Albania. Ahora es necesario restablecer la tranquilidad", había manifestado el pasado domingo Lamberto Dini, ministro italiano de Asuntos Exteriores. Dini pidió, no obstante, que los quince se reúnan con urgencia para debatir esta crisis. "Sobre todo, queremos que haya una intervención de Europa y de las organizaciones financieras internacionales", como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Europeo, añadió el ministro.

En Albania trabajan unos 2.000 italianos, en su mayoría empleados por empresas legales, aunque es notorio que también es intensa la actividad de la delincuencia organizada, procedente sobre todo de Puglia y Basilicata, las dos provincias italianas más próximas. El primer ministro Romano Prodi llamó por teléfono el domingo a su homólogo albanés, Safi Berisha, para expresarle "la profunda preocupación italiana por el dramático agravamiento de la situación" y animarle a que "se haga todo lo posible por encontrar una solución política, en una línea de moderación y de prudencia".

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