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Ralph Fiennes consolida su prestigio como actor interpretando a Chéjov en Londres

El protagonista de 'El paciente inglés' remonta antiguos desplantes de la crítica

Su rostro es el rostro del éxito. Internacionalmente conocido por su intervención en La lista de Schindler, propuesto para un oscar por su papel en la película de Anthony Minghella El paciente inglés, considerado por la revista Vanity Fair como el actor más sexy en el firmamento británico, Ralph Fiennes se ha convertido además en el hombre de moda en las carteleras londinenses. Su papel de Ivanov en la obra del mismo título del dramaturgo ruso Antón Chéjov, recientemente estrenada en el teatro Almeida de la capital británica, ha obtenido el aplauso unánime de la crítica.

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El vivero londinense

El teatro Almeida, en el barrio de Islington, al norte de Londres, forma parte de la amplia red de salas fringe, marginales en cierto modo si se las compara con los grandes teatros del West End. Pero la modestia relativa del escenario es engañosa. Ivanov es una producción por todo lo alto, dirigida por Jonathan Kent, basada en una adaptación del texto ruso por el dramaturgo David Hare, que ha despojado a la pieza de cualquier rastro de sensiblería.

Mal peinado y luciendo un bigote escasamente favorecedor, Fiennes construye un Ivanov -el atormentado protagonista de este primer gran éxito teatral de Chéjov, de finales del siglo pasado- convincente y emocionante, en dura competencia con los espléndidos actores que le arropan en la obra. Hay en él toda la emoción contenida del héroe roto, existencialista prematuro dispuesto a quitarse la vida antes de seguir malgastándola. Su interpretación es un lujo en el pequeño recinto del Almeida, con apenas doscientas butacas. Una experiencia extraordinariamente intensa para el espectador, colocado casi físicamente en el centro del drama.

Una espina

Hace diez años Ralph Fiennes interpretó a un joven estudiante, Arkady, en el montaje que hizo Brian Friel de Padres e hijos, de Turgueniev. "El lapso entre ese personaje y el que ahora interpreta ha sido beneficioso para el actor", dice: la crítica a la obra en The Independent. "A los 20 años, todos somos héroes", afirma ahora en escena su Ivanov. "A los 30 nos sentimos ya demasiado cansados". El papel de hombre derrotado, insatisfecho, atrapado por un destino que amarga sus días, es asumido con convicción por este hombre de treintaitantos.

Para Fiennes, este éxito doméstico, a pequeña escala si se le compara con el obtenido en multimillonarias producciones cinematográficas de Hollywood, tiene un significado especial. Hace algo más de dos años, su versión de Hamlet -una especie de asignatura obligatoria para todo intérprete que pretenda llegar a la cúspide en este país- no tuvo el recibimiento esperado por parte de la crítica. Fiennes no era entonces la gran estrella cinematográfica que es hoy, pero sí lo suficientemente conocido como para que su deslucida interpretación, además de ser una fuente de amargura personal, fuera un tema recurrente a debatir en todas sus entrevistas de prensa.

Fiennes necesitaba sacarse esa espina y sólo podía hacerlo en los escenarios teatrales londinenses. Cuando en noviembre de 1995 el actor presentó en el Festival de Cine de Londres Strange days, la película en la que interpreta a un ex policía enganchado a las emociones virtuales, dejó bien claro que Hollywood no era su objetivo inmediato. La obra de Chéjov le ha proporcionado ahora la credibilidad teatral que necesitaba. La crítica ha elogiado unánimemente su construcción del héroe existencialista del siglo XIX, consumido por una culpa íntima agravada por su incapacidad de seguir amando a su mujer enferma y por los deseos que despierta en él la hija de su acreedor. "A Fiennes le van como anillo al dejo los personajes que se autodesprecian", opina el crítico de The Independent on Sunday. "Y en Ivanov, interpreta a un terrateniente libresco que no puede correr con los gastos de mantenimiento de su propiedad, ni convivir con una esposa tuberculosa que agoniza, abrumado, a los 35 años, por la vergüenza de haber malgastado su vida".

Tan amargo balance está lejos de ser aplicable al actor, quien, además de encontrarse en la cresta de la ola en términos profesionales, vive un apasionado romance con la veterana actriz de teatro británica Francesca Annis.

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