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Aznar y Cascos niegan legitimidad al PSOE para criticar el nombramiento de López-Amor

El presidente del Gobierno, José María Aznar, de forma expresa, y su vicepresidente primero, Francisco Álvarez Cascos, de forma parecida, negaron ayer al Grupo Parlamentario Socialista legitimidad para controlar ningún tipo de nombramientos del Gobierno ni tampoco las ausencias del jefe del Ejecutivo en el Congreso. Aznar y Cascos se enfrascaron en descalificaciones al PSOE en respuesta al nombramiento de Fernando López-Amor al frente de RTVE. El vicepresidente económico, Rodrigo Rato, aplicó el mismo entusiasmo descalificador hacia la política fiscal del anterior Gobierno.

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La sesión de control de ayer fue en sus primeros 40 minutos un alborotado guirigay con cruce de gritos e insultos entre los escaños populares y socialistas pero, sobre todo, alimentó la idea que sostienen los socialistas: el Gobierno actúa, abiertamente, con demasiada frecuencia como oposición a la oposición.Aznar respondió a una pregunta del portavoz socialista, Joaquín Almunia, para que explicase el porqué de su ausencia en la sesión de control del pasado miércoles y, de paso, le espetó que no acudió para no tener que responder sobre el nombramiento del nuevo director general de Televisión Española, Fernando López-Amor.

La respuesta de Aznar fue clara y despeja cualquier duda: "He comparecido en el 90% de las sesiones de control", mientras "mi ilustre predecesor en el cargo en la tercera legislatura no contestó ninguna pregunta; en la cuarta, ninguna pregunta; en la quinta, ninguna pregunta en los nueve primeros meses; y en la segunda legislatura, en los nueve primeros meses compareció en dos ocasiones para contestar a dos preguntas".

Pero no acabó ahí. Aznar, por fin, justificó el nombramiento de López-Amor con las mismas razones que dieron el vicepresidente primero y la ministra de Justicia, y volvió a retomar el discurso de ataque a la labor del anterior Ejecutivo: "De todas las políticas desarrolladas por los Gobiernos socialistas durante 14 años, no es precisamente la de mayor éxito la política de personal". En ese momento, barrenó en el recuerdo. "Esa política les ha hecho famosos a ustedes en el mundo entero a costa de los intereses de los españoles, eso sí. Por tanto, no creo que tengan ustedes la más mínima autoridad moral para dar lecciones de nombramientos a nadie, y menos a este Gobierno".

Los bancos del PP se arrancaron con grandes aplausos, mientras Aznar repetía: "¡A nadie, a nadie!". Tan lanzado estaba en el ataque que mientras el presidente del Congreso, Federico Trillo, le anunciaba que había acabado su tiempo, proseguía alzando la voz: "Pero no la tienen, señor Almunia, no la tienen en general. ¡No la tienen en general, y menos en Radiotelevisión Española!".

Cascos ataca con los GAL

Esta tesis descalificadora, que según Aznar privaría al PSOE de cualquier autoridad moral para controlar cualquier nombramiento del Gobierno, fue apuntalada poco más tardé por el vicepresidente Álvarez Cascos. Alfredo Pérez Rubalcaba, ex ministro de la Presidencia, le preguntó si, en su opinión, las declaraciones de López-Amor en el sentido "el PSOE es de Polanco- y arremetiendo contra el secretario general socialista, Felipe González, se atienen a los principios de neutralidad e imparcialidad que deben caracterizar el desempeño de su cargo.Cascos aseguró que todas las palabras de López-Amor han respetado los principios de imparcialidad y neutralidad, y a continuación hizo una finta; recordó que el nuevo director ha manifestado su voluntad de garantizar en RTVE los principios de objetividad, pluralismo e imparcialidad.

Rubalcaba le recordó que se refería a los ataques políticos que ha formulado López-Amor, y aprovechó para pedirle que destituya al nuevo responsable de RTVE. Cascos se levantó y trazó la siguiente argumentación: entre el PSOE y el PP existe "un problema de lenguaje". Y a partir de ahí desgranó un recordatorio de agravios para la actuación de los Gobiernos socialistas: "En nombre de la política de empleo han situado este país en la cifra récord de paro y empleo precario. ¿Y eso es empleo? Para nosotros, no. Ustedes, en nombre de los Derechos Humanos encuentran justificaciones calificando de incidentes a los GAL; para nosotros es un grave atentado contra el Estado de Derecho. Para ustedes son incidentes; para nosotros, graves crímenes. Es un problema de lenguaje".

En ese punto se oyó la voz del ex ministro Juan Alberto Belloch: "iQué caradura!". Pero Cascos siguió: "Ustedes dijeron que iban a sacar a España de la OTAN y la han introducido en la OTAN: es un problema de lenguaje". Y concluyó con este tono: "Imparcialidad y objetividad como la que ustedes han practicado durante 14 años es lo contrario de lo que van a defender este Grupo Parlamentario y este Gobierno".

En medio de estas dos preguntas hubo otro altercado más sonoro por pateos, protestas y voces desde los escaños. El diputado popular Vicente Martínez-Pujalte preguntaba a Aznar por las ventajas que tendrán las medidas de liberación económica del Gobierno. Pero antes de formular la pregunta, lanzó una larga diatriba contra el PSOE. Les acusó de estar nerviosos, de mentalidad intervencionista e incluso de que "les sienta mal" que "las cosas vayan bien y que España camine por la senda correcta".

"Los socialistas, como siempre que se se adoptan medidas, se ponen nerviosos. Desde que perdieron el poder, recurren cada vez que se adopta una decisión al latiguillo de los amiguetes, afirmaciones que se oyen de personas sentadas en los bancos de enfrente cuando aún están calientes procedimientos judiciales sobre mal uso del dinero público y actitudes de favor a amigos, militantes y cargos públicos socialistas".

Joaquín Leguina gritaba desde su escaño: "¡Ya está bien!", y su companero Luis Alberto Aguiriano aseguraba: "¡No hay derecho! Es una vergüenza". Pero Pujalte seguía en sus trece. Trillo tuvo que emplearse para conseguir un cierto orden, y Almunia, como portavoz socialista, protestó porque la actuación del diputado popular no respondía al tono de una pregunta, sino que manifestaba una clara voluntad de abrir debate.

Aznar, en todo caso, aprovechó la respuesta para asegurar, en síntesis, que su Gobierno "seguirá activando todas las medidas para que en España deje de haber situaciones o de monopolio o de privilegios o aquellas que perturben el interés general".

Más información en la página 31

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