Dos muestras recorren el arte de la encuadernación desde las vanguardias

La exposición Raros y preciosos. Encuadernación de arte actual en las bibliotecas europeas puede visitarse desde ayer y hasta el 13 de abril en la sala de exposiciones de la Fundación Central Hispano (Marqués de Villamagna, 3, Madrid). La muestra, organizada con la colaboración de AEFDA (Asociación para el Fomento de la Encuadernación de Arte), completa la que actualmente se exhibe en el Museo Nacional de Artes Decorativas, Arte y diseño en el libro. Maestros encuadernadores 1920-1970. De esta manera, quien visite ambas, tendrá la oportunidad de contemplar un amplio panorama de lo que ha sido la encuadernación artística durante práctica mente todo el siglo XX, desde las vanguardias históricas hasta la presente era posmoderna.En relación con la que se acaba de inaugurar en la Fundación del Central Hispano, hay que señalar que reúne unas 120 encuadernaciones, de 74 artistas diferentes, cuyas obras pertenecen a la Biblioteca del Arsenal, la Histórica y la Nacional, ,las tres de París; las nacionales de Luxemburgo y Madrid, y la Wittockiana de Bruselas. Con tan sólo estos datos, se comprende que se ha reunido para la ocasión un conjunto impresionante y muy representativo de por dónde se orienta actualmente este histórico arte, a través del cual se funden las pasiones más diversas.

No voy a glosar aquí lo que ha sido el arte de la encuadernación a través de los siglos y el elenco de joyas artísticas que ha aportado al patrimonio histórico, pero sí quiero advertir que esté noble -oficio sufrió una auténtica transformación en nuestro siglo, siguiendo en esto el mismo, compás revolucionario de nuestra cultura contemporánea. El resultado en este campo ha sido, desde luego, deslumbrante, quizá porque la combinación entre libertad absoluta, que la estética vanguardista ha propiciado, y los límites específicos que impone el libro como objeto, ha permitido sacar lo mejor de ambos extremos. De está forma, nos quedamos literalmente pasmados por el uso (le los materiales y técnicas más insólitos, a partir de los cuales se logran unas texturas, calidades y relieves que en nada tienen que envidiar, como objetos, a cualquier obra de arte plástico actual, aunque con el añadido de que, además, deben, de una u otra manera, responder a una función. Esto último permite, por su parte, sorprendentes juegos irónicos, de efecto muy estimulante.

Estoy, en definitiva, convencido de que se trata de una iniciativa encomiable, cuyo interés desborda el límite de los simples aficionados al tema, pues cualquier amante de los libros, del arte, de las cosas be llas, de los objetos exóticos, de la sofisticación formal y técnica, se sentirá igualmente fascinado con este selecto conjunto de preciosas e imaginativas encuadernaciones, que dotan con la más exquisita piel material ese tesoro espiritual que es siempre un libro.