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"A veces son las mentes más sucias las que aman de forma más limpia"

Elsa Fernández-Santos

El escándalo de Larry Flynt es, sobre todo, una película que defiende, encarnado en el personaje de Larry Flynt -editor de la revista pornográfica Hustler y rey de un imperio en el que lo más elegante son las sábanas de raso negro de su cama- el derecho a la existencia del mal gusto. Un mal inevitable que, según el director de la película, Milos Forman, simboliza la libertad de expresión que sólo un país "tan libre" como EE UU protege."En esta película hay un único héroe: la Corte Suprema de los Estados Unidos", señala el director, de nacionalidad norteamericana pero nacido, hace 64 años, en Checoslovaquia. "Prefiero un país libre y atestado de mal gusto a un país refinado pero sin libertades", añade Forman, que, aunque asegura que no ha querido limpiar la imagen de Larry Flynt, logra que hasta el más vulgar de sus gestos se olvide gracias a la historia de amor que vive con la que fue su mujer, una cabaretera yonqui víctima del sida interpretada en la pantalla por la rockera Courtney Love. "A veces son las mentes más sucias las que aman de forma más limpia", afirma el cineasta.

"Para mí es paradójico cómo Flynt, un comerciante del sexo, tuvo en su vida privada una relación amorosa tan pura y tan sana sexualmente. Es esta faceta de la vida de Flynt la que a mi más me ha interesado y la que me ha ayudado a respetarlo".

El polémico cartel promocional de la película (con el protagonista, con la bandera americana de calzoncillos y crucificado sobre el pubis de una mujer), que si de algo peca es precisamente de ese mal gusto del que hace gala el protagonista del filme, es para Forman "una broma" que pretende expresar el sentido de la película: "El falso patriotismo, la falsa religiosidad y el falso desnudo". "La censura es el peor de los males", añade.

"Viví bajo un régimen totalitario en el que existía la presión de la censura ideológica", afirma el director. "Ahora vivo en un país en el que si existe alguna presión es la comercial. Sin duda, prefiero esta última, al menos en ella deciden miles de personas y no una sola".

Milos Forman (Alguien voló sobre el nido del cuco, Amadeus, Valmont, Los amores de una rubia) tiene voz de locutor de radio y un aspecto campechano que sin embargo no le hace cálido. Sus respuestas son rápidas, cortas y secas, sobre todo si se habla de su antiguo hogar, Europa. "Vengo mucho, pero mi vida está ya en Estados Unidos. Y no creo que en Europa se respire menos mal gusto o la doble moral sea menos evidente que en Estados Unidos, el mal gusto y la hipocresía están en todas partes", asegura.

Forman siempre ha declarado que antes de filmar una película siente la necesidad de "enamorarse" de su personaje principal. Así le ocurrió con el loco que interpretaba Jack Nicholson en Alguien voló sobre el nido del cuco o con el Mozart interpretado por Tom Hulce en Amadeus. "Bueno, esta vez ha sido distinto", aclara Forman.

Sentimientos ambiguos

"Hacia Larry Flynt tengo unos sentimientos muy ambiguos. Me ocurre como a su abogado defensor, ni le entiendo ni me gusta, pero por ello no quiero que desaparezca". Flynt, que todavía vive -aunque preso en la silla de ruedas de oro macizo a la que le envió un francotirador a la salida de uno de sus innumerables juicios-, no ha intervenido, según Forman, en ningún aspecto de la película "Leyó el guión y desde el principio le pareció bien"."Si me he enamorado de alguien en esta película es de Althea, su mujer. No conocía a Courtney Love, ni sabía que era la viuda del líder de un grupo famoso, ni nada. Apareció en la prueba en la que había muchas candidatas importantes, pero me dejó fascinado. Se ha entregado al personaje con su cara su cuerpo y su alma. Es una actriz gigantesca".

El seguro de la viuda del líder de Nirvana Kurt Cobain (que se suicidó en su casa de Seattle en abril de 1994) fue uno de los grandes baches de la película. "Los estudios no querían a Courtney Love bajo ningún concepto por su pasado con las drogas. Ninguna compañía de seguros estaba dispuesta a asegurarla". Finalmente, el medio millón de dólares de su seguro salió del bolsillo del propio Forman, del actor Woody Harrelson y uno de los productores, el cineasta Oliver Stone.

Milos Forman (que es candidato a los oscars por la dirección de esta película, como el protagonista, Woody Harrelson) asegura que jamás ha comprado una revista pornográfica. "Por supuesto que las he mirado. Pero en general me aburren". Tampoco hubiera realizado esta película (cuyo guión llegó a sus manos gracias a Oliver Stone) si no fuera un caso real. "Si hubiera sido una ficción jamás la hubiese rodado porque sencillamente no me hubiera creído la historia".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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