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DESAPARECE EL PADRE DE LA NUEVA CHINA

Gorbachov augura fuertes tensiones democratizadoras

Pilar Bonet

El ex presidente, de la URSS, Mijaíl Gorbachov, que inició en 1985 una política de colaboración y buena vecindad con China continuada después por Rusia, advirtió ayer a las grandes Potencias que no intenten jugar la carta china tras la muerte de Deng Maoping. Gorbachov explicó a la agencia Interfax que el ex presidente de EE UU, George Bush, y él, en sus conversaciones, habían llegado a la conclusión de que la claridad y la apertura debían reinar en el triángulo de las relaciones entre China, la URSS y Estados Unidos. También aventuró la aparición de tensiones demócratizadoras en el gigante asiático.El hombre que lideró la reforma política que acabó con el comunismo y provocó el desmoronamiento de la URSS manifestó que "los problemas de la democratización política en China se plantearán de forma más aguda tras la muerte de Deng". El ex presidente soviético opinó que China no podrá evitar las reformas políticas y expresó su confianza en que se realicen sin afectar la estabilidad de aquel enorme país.

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Deng Xiaoping fue "un gran hombre sabio" que "supo mirar al mundo con ojos abiertos, supo ver sus cambios y tomar decisiones »sobre una base real, sin quedarse fijado en los dogmas". "Esto es algo en lo que me resulta especialmente cercano señaló Gorbachov. "Su drama fue el de un gran hombre que sufrió el culto de Mao y todo lo que está relacionado con esto y con la Revolución: Cultural y, sin embargo, mantuvo intactas sus ideas y supo ponerlas en práctica cuando la vida le dio esta oportunidad".

Las palabras & Gorbachov parecían indicar que estaba trazando paralelismos consigo mismo, ya que él también fue un dirigente comunista que esperó muchos años antes de poder llegar a la cumbre y tener su propia oporturnidad como reformador. Los destinos de ambos dirigentes, sin embargo, han sido muy diferentes: Gorbachov inició una reforma política, pero fracasó en la económica.

En Moscú no se esperan cambios en la política de colaboración entre China y Rusia, que tienen 4.300 kilómetros de frontera en común. En abril de 1996, durante la visita de Yeltsin a China, el dirigente ruso firmó con los presidentes de China, Kazajstán, Kirguizistán y Tayikistán un acuerdo para convertir en una zona de transparencia militar y estabilidad la antigua frontera chinosoviética, un trazado de casi 8.000 kilómetros que en los años sesenta fue escenario de sangrientas escaramuzas.

La muerte de Deng propició ayer diversos comentarios comparativos entre la evolución de los dos países vecinos. Los comunistas rusos envidian la estabilidad china y las inversiones occidentales que afluyen a aquel país, mientras llegan con cuentagotas a Rusia. El jefe de la Duma estatal (Cámara baja del Parlamento), Guennadi Selezniov, un comunista, se expresó ayer en este sentido y subrayó que a Occidente invierte en China debido a su estabilidad política y sin preocuparse por el caracter comunista del Estado.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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