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Chirac cede ante la presión popular y modifica la ley sobre inmigración

Enric González

El Gobierno francés no pudo soportar la presión de la calle. El conflictivo Artículo 1 del proyecto de ley sobre inmigración cayó ayer en la papelera de la Asamblea Nacional, al presentarse una enmienda impulsada por el propio Gobierno. El ministro del Interior, Jean-Louis Debré, que había amenazado con dimitir si se alteraba una sola coma de su texto, quedó en una situación embarazosa. Pero la oposición socialista, tímida al principio y envalentonada ahora por la reacción popular, consideró, "insuficiente" la enmienda y exigió "la retirada pura y simple de todo el texto". Lo mismo hicieron las muchas organizaciones convocantes de una gran manifestación para el sábado, que esperan una participación masiva.Pierre Mazeaud, presidente de la Comisión de Leyes de la Asamblea Nacional y uno de los más influyentes diputados gaullistas, fue el principal patrocinador de la enmienda edulcorante. Como primera razón para retirar el Artículo 1, Mazeaud explicó que si no lo hacía el Parlamento, lo haría más tarde el Consejo Constitucional. El suprimido artículo dejaba en manos de los alcaldes la concesión de las "autorizaciones de alojamiento" (necesarias para atribuir visados a extranjeros) y, sobre todo obligaba a quien albergara a un extranjero a notificar a las autoridades de los movimientos de esa persona. Ese mismo mecanismo fue utilizado por el Gobierno filonazi de Vichy para controlar a los judíos.

Mazeaud reconoció que era uno de los instrumentos esenciales de la política de inmigración. Citó al alcalde ultraderechista de Tolón, Jean-Marie, Le Chevallier, quien se niega a conceder una sola "autorización de alojamiento". La enmienda establece que ese control administrativo corresponderá al Estado, a través de las Prefecturas provinciales. Lo principal es la supresión de la "obligación de delatar", el Punto que más evocaba la época siniestra de Vichy y que había levantado una tormenta de protestas.

El Gobierno de Alain Juppé se ha dejado muchas plumas en esta crisis, y ha mostrado sus divergencias internas. Juppé nunca estuvo de acuerdo con el Artículo 1 del proyecto, y, de acuerdo con, el presidente Chirac, hizo que uno de sus asesores declarara el viernes en televisión que el texto tenía "un artículo de más". El ministro del Interior, Debré, montó en cólera y telefoneó, a Chirac, amenazando con dimitirsi se enmendaba su ley. El presidente cedió ante Debré, y, al día siguiente, Juppé tuvo que afirmar, con un rostro crispado, que la ley le parecía "equilibrada".

La hija de Chirac

Pero el lunes, con el fin de las vacaciones de invierno y el retorno de los estudiantes a la universidad, se recrudeció la protesta. La hija y principal asesora de Chirac, Claude, descubrió que casi todos sus amigos eran firmantes de manifiestos contra el proyecto e incrementó la presión sobre el presidente. Chirae volvió a ceder, esta vez definitivamente, y Debré tuvo que declararse vencido. Ayer, el ministro del Interior se vio obligado a declarar que la enmienda le parecía muy bien.Los socialistas no participaron siquiera en el primer debate parlamentario sobre el proyecto, inmersos en su eterna "discusión interna" y a, la espera de una posición oficial sobre la inmigración que aun debería tardar varios meses. Pero ayer, envalentonados por la debilidad del Gobierno y por el movimiento de protesta iniciado por un grupo de intelectuales, los socialistas se declararon insatisfechos con la rectificación y exigieron la retirada de todo el texto. Su portavoz, François Hollande, dijo que aún había disposiciones "inadmisibles", como la extensión de 24 a 48 horas del plazo de detención aplicable a extranjeros en situación irregular, y las dificultades añadidas a los trámites para obtener la residencia.

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