El gran Osorio

Ante un público vario, entusiasta y desprejuiciado, la Universidad Complutense ha presentado la serie completa de los Conciertos para piano, de Beethoven, con la estupenda Sinfónica de Galicia, dirigida excelentemente por Víctor Pablo Pérez, su maestro titular. Solistas: el rumano Valentin Gheorglu (1928), el vienés Paul Badura-Skoda (1927), el español Joaquín Achúcarro (1937), el belga Jean Claude van den Eyden y el mexicano Jorge Federico Osorio, que protagonizó el Concierto Emperador.Ha sido este joven y prestigiado intérprete lo más interesante de lo escuchado. Se trata de un pianista de formación plural, pues se formó, entre otros, con Flavigny, Haas y Kempff, y posee una técnica muy importante en todos los aspectos. Osorio llena la sala con su sonido, que a la vez atrae por su calidad aterciopelada y si en los pasajes más complejos vence y convence con aparente facilidad, en la prospección de lo más íntimo nos muestra la raíz de un artista puro y hondo. Naturalmente, el tiempo sosegará alguna tendencia a apresurar los pasajes virtuosistas, pero en conjunto estamos ante un artista de talla: seguro, comunicativo, riguroso y afectivo. Bien es cierto, que la colaboración de Víctor Pablo y los sinfónicos gallegos resultó magistral. Rara vez puede escucharse todo con tan singular continuidad, excelente acentuación y respiración. El triunfo fue excepcional.