ETA mata de un tiro en la nuca a un empleado de una tienda de bicicletas en San Sebastián
Un disparo en la nuca realizado a bocajarro, el estilo habitual de ETA, acabó ayer tarde en San Sebastián con la vida de Eugenio Olaciregi Borda, de 39 años y padre de dos hijas, empleado de la empresa Comet, dedicada a la venta de bicicletas. La víctima ha sido calificada de "apolítica" por sus amigos y compañeros, quienes aseguran que no se había significado socialmente por nada especial. Ante este hecho, la policía atribuía ayer el atentado a ETA y barajaba la posibilidad de que le confundiera con otra persona. Este atentado, que coincidió con la celebración del Día Mundial de la Paz, es el segundo que la organización terrorista comete en 1997, tras el asesinato del teniente coronel Jesús Cuesta, ocurrido en Madrid el pasado día 8.
El asesinato fue perpetrado por un único individuo que siguió los pasos de Eugenio Olaciregi cuando, como hacía cada tarde, abandonó su domicilio de la Travesía de Rodil a las 15.15. Se dirigia a a su puesto de trabajo en el comercio Hiper-Bike, propiedad de la empresa Comet, en la cercana población de Oiartzun. En medios cercanos a Herri Batasuna se recordaba ayer que fue en ese establecimiento donde el etarra Valentín Lasarte, presunto autor del asesinato del dirigente socialista Fernando Múgica, adquirió dos bicicletas horas antes de ser detenido en marzo del pasado año.El vendedor de bicicletas había quedado citado con el compañero que habitualmente le trasladaba a esa población, pero encontró la muerte antes, mientras bajaba las escaleras que comunican su casa con una carretera. El asesino, que vestía prendas de color verde, fue aproximándose paulatinamente a su víctima hasta situarse detrás de ella. Sacó entonces su arma y efectuó un único disparo. Eugenio Olaciregi cayó fulminado en un rellano de la escalera, mientras el homicida huía volviendo sobre sus pasos con gran celeridad en dirección a la carretera que discurre sobre la falda del monte Ulía, donde seguramente le esperaban sus cómplices. Las pintadas amenazantes a miembros de la Ertzaintza y a favor de ETA dan cuenta de las frecuentes visitas a esa zona de los simpatizantes de la organización terrorista.
Eugenio Olaciregi no murió en el acto, aunque el disparo le entró por la nuca y le salió por la frente, por lo que la herida era mortal. La abundante sangre que manaba de su herida hizo presagiar lo irreversible a los estremecidos vecinos que se agolparon en tomo a él, presos del llanto, la rabia y la impotencia. Un médico y otros sanitarios de la DYA consiguieron por momentos que el herido remontara el paro cardiaco, pero murió una hora más tarde en la Residencia Nuestra Señora de Aranzazu de San Sebastián.
Una bala y ningún casquillo
Pese a la minuciosa inspección del lugar del crimen en la calle Mikel Gardoki, en el barrio de Ategorrieta, la Ertzaintza no encontró ayer ningún casquillo, sino solamente una bala de calibre 9 milímetros. Esto induce a pensar que el asesino no utilizó una pistola, sino un revólver. El arma, aunque inusual en ETA, no es la primera vez que es utilizada por un activista de la organización terrorista.La familia ha decidido celebrar el funeral a las 19.30 de mañana en la iglesia de San Juan Bautista. Probablemente el entierro se celebre en el cementerio donostiarra de Polloe.
Las escenas de dolor que los vecinos, conocidos y compañeros protagonizaron ayer van más allá incluso de las naturales reacciones de horror y condena que suscita cualquier crimen.
Eugenlo Olaciregi, un hombre simpático, sencillo, educado, amable y solidario con sus vecinos, era una persona apreciada en su barrio. Ellos le recuerdan paseando con sus hijas de corta edad, organizando juegos infantiles, practicando footing, siempre afable y dispuesto a ayudar.
Cristina Cuesta, portavoz de la organización pacifista Denon Artean, lo conocía desde hace 20 años. "Trabajaba en Comet como, dependiente desde hace más de 20 años y mi hermana y yo le conocimos allí cuando acudíamos durante el verano a trabajar y a sacarnos unas pesetas aprovechando que los dueños son primos y padrinos nuestros", indicó. Según Cristina Cuesta, la víctima no tenía relación con su asociación pacifista. "Desde jóvenes manteníamos una relación amistosa, pero nunca intervino en nuestra asociación", añadió Cuesta.
César Murillo, encargado de la tienda donde trabajaba la víctima, señaló que Olaciregi era un forofo de la Real Sociedad, amante de la bicicleta, "apolítico" y totalmente entregado a su trabajo y a su familia, por lo que no duda que ETA "se ha confundido". Otro compañero declaró que la empresa no ha sufrido ninguna extorsión.
La posibilidad de que Olaciregi fuese confundido con otra persona fue sugerida también por el delegado del Gobierno en el País Vasco, Enrique Villar, quien reveló que en Guipúzcoa vive un constructor de barcos con el mismo apellido. Pero fuentes policiales consideran esta hipótesis inconsistente, teniendo en cuenta la forma de vida de la víctima y la discreta vivienda que ocupaba en el número 100 de la Travesía de Rodil.
El 'diálogo' terrorista
El Partido Nacionalista Vasco de Guipúzcoa, tras condenar el atentado, aseguró que "ETA vuelve a demostrar su nula voluntad de buscar una salida dialogada a este conflicto que no provoca más que dolor y sufrimiento". Los peneuvistas dicen desconocer "cuál ha sido el delito cometido por este ciudadano vasco", pero ya anticiparon que "para algunos cualquier justificación será suficiente, como siempre".El obispo de San Sebastián, José María Setién, fue uno de los primeros en condenar este nuevo atentado, "sean cuales sean las motivaciones que están en el origen del mismo", según afirmaba en un comunicado, en el que añadía que "nada puede justificar la pretensión de disponer de la vida de un ser humano".
Fernando Buesa, portavoz de los socialistas vascos, resaltó que 1a banda terrorista y sus secuaces han decidido celebrar [el Día Mundial de la Paz] matando y derramando más sangre". Y añadió: "Esta vez ETA ha brindado con la sangre de un trabajador vasco, cuyo delito ha sido vivir en Euskadi y contribuir con su esfuerzo a mejorar el futuro de todos".
El PP difundió un comunicado en el que señala que "quienes se empeñan en sembrar de sangre las calles de Euskadi sólo muestran su desprecio por la voluntad de paz que incansablemente mostramos los vascos".
Víctor Ríos, coordinador de la presidencia de Izquierda Unida, resaltó que "la sinrazón y el absurdo son las huellas de identidad que los terroristas han dejado patentes una vez más".
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