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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Adiós, Violeta

UNA SEGUNDA transición comienza mañana en Nicaragua. El 25 de febrero de 1990, la revolución sandinista se jugó su futuro en las urnas y lo perdió ante una coalición derechista presidida por Violeta Chamorro. El pasado 20 de octubre, otra coalición aún más conservadora, dirigida por el ex alcalde de Managua Arnoldo Alemán, repetía victoria. En ambos casos los sandinistas han mantenido más del 35% del voto. Cuando se produce el traspaso de poderes cabe hacer balance de los seis años de la presidenta, figura discutida a derecha e izquierda, pero básicamente positiva para el país.La derecha la ha criticado por complaciente con el sandinismo, al que de hecho asoció al poder con la continuidad en la jefatura del Ejército de Humberto Ortega, hermano del ex presidente Ortega. Chamorro se negó también a deshacer las expropiaciones del régimen anterior y las adjudicaciones posteriores de las que se beneficiaron los propios líderes sandinistas.

Todo ello cabe adjetivarlo, desde posiciones menos beligerantes, como un esfuerzo de reconciliación nacional, una actitud pragmática, puesto que el sandinismo retenía en la Asamblea Nacional fuerza suficiente para hacer ingobernable el país. Además, hay el sentimiento de que sólo con la contribución de todos los ciudadanos podrá Nicaragua salir adelante. Pero ello no fue posible en los seis años de esa primera transición.

En el aspecto económico, los esfuerzos de doña Violeta, o de su virtual jefe de Gobierno, su yerno Antonio Lacayo -el filosandinista que, según sus detractores, gobernaba con permiso de los derrotados-, se orientaron a combatir la inflación.

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La presidenta heredó en 1990 una inflación del 14.000%, logró reducirla, en algún momento, por debajo del 4% y se sitúa ahora mismo en tomo al 10%. El corolario de ese éxito ha sido, sin embargo, una recesión de gravísimos costes sociales. Uno de cada dos nicaragüenses está hoy desempleado. Y esa pendiente sólo puede remontarse si la ayuda internacional no le falla a su sucesor como sí le faltó a ella.

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