Las ratas amenazan a las palomas
Ahora se sabe con mucha probabilidad que hace cinco siglos, en las islas Canarias, la peor pesadilla de las palomas eran unas ratas tan gordas como conejos. No es que esto preocupe mucho a quienes protegen a estas aves, las palomas rabiche y turqué, hoy en peligro de extinción, pero los resultados del experimento que indirectamente lo demuestra sí pueden ser motivo de alarma.Son palomas que viven casi exclusivamente en los bosques canarios de laurisilva, y de hecho, es la tala de árboles su primera amenaza. El segundo puesto se ha demostrado ahora que corresponde a las ratas llegadas a las islas a principios del siglo pasado (son ratas de tamaño normal; las gigantes se extinguieron hace tiempo), y no a los cazadores.Era una afición desconocida. Aurelio Martín, Manuel Nogales y Miguel Ángel Hernández, los zoólogos de la Universidad de La Laguna que la han descubierto, lo intuían, pero "nunca pensamos, que su impacto fuera tan grave", dice Martín. En 1994 diseñaron un detallado y, largo experimento, con fondos del programa Life europeo.
Se dedicaron un año a colocar 810 nidos artificiales en diferentes áreas de laurisilva en Tenerife; a cebarlos tres veces con varios huevos y a contar cuántos huevos quedaban sanos al cabo de 18 días, que es el tiempo habitual de empolle. También espiaron lo que pasaba en nidos naturales, e incluso contabilizaron los frutos que iban produciendo los árboles de la laurisilva en cada estación. Pero lo más complejo y caro fue instalar en el suelo y entre las ramas de los árboles cámaras de infrarrojos y células fotoeléctricas para fotografiar a los ladrones con las manos en la masa. Sacaron centenares de fotos y pillaron a unas cincuenta ratas distintas.
El análisis de los resultados finales también podría explicar por qué la paloma rabiche es mucho más escasa que la turqué (en una proporción de uno a 100 en la isla de Tenerife). "Lo que ocurre es que está peor adaptada", dice Martín. La rabiche anida en el suelo, y su compañera, en los árboles, y resulta que los nidos colocados en el suelo fueron más atacados por las ratas (327 veces, frente a 84); pero además es que la rabiche tiene su pico reproductor en verano, que es cuando menos frutos producen los árboles de la laurisilva y por tanto las ratas no cuentan con un alimento alternativo a los huevos. La turqué pone en primavera.
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