Pelín guarrones

Turbonegro y AerobitchEl primer encuentro punk del año en la capital se saldó con un magnífico concierto de unos herederos directos de Iggy Pop o los New York Dolls, venidos directamente del frío noruego. Antes de ellos, les tocó calentar el ambiente a una de las bandas españolas de última hora más interesantes de los tiempos recientes: Aerobitch. Este grupo, Ederado por la cantante Laura Pardo, ofreció los temas de su primer disco en el mercado y dio muestras, de paso, de haber cogido unas impresionantes tablas. Resaltar sus versiones de Lights Out, de los Angry Samoans, y el villancico The little drummer, aparte de la polémica que mantenían en escena -con dedicatoria de canciones y todo- con los miembros de un fanzine rival. Todo muy punk.En cuanto a los cabezas de cartel de la noche, el sexteto escandinavo apareció en escena parodiando vivamente a los Village People, aunque con un toque más perverso y decididamente más guarrón. El obeso y abyecto cantante, de nombre Hanky Panky, hacía valer esa imagen de hard-queers que les precede, exhibiendo sus grasas y más plumas que un edredón. Incluso realizó un delirante striptease, que concluyó introduciéndose una bengala encendida -por el lado del palito, por supuesto- en el mismísimo recto. Un número de hombre, vaya.

Pero si él hacía de David Johansen, el papel de Johnny Thunders quedaba para un famélico y amanerado guitarrista, ataviado con gorro de cowboy pero con pura electricidad incendiaria en cada uno de sus solos y riffs: Euro Boy. El grupo presentó los temas de su tercer disco, Ass Cobra, y regaló buenas recreaciones, como la del clásico de David Bowie Suffraguette City, en un concierto en el que la diversión tenía un claro tinte equívoco. No todo, en el pop, han de ser esmoquin, ni pajaritas, ni tan siquiera trajes de corbata.