Un topo en el IRA
Sean O'Callaghan revela un frustrado atentado contra los principes de Gales en 1983
Iba a ser la operación más audaz en la historia del Ejército Republicano Irlandés (IRA) -el asesinato del principe Carlos de Inglaterra y de su mujer, la princesa de Gales- y la organización necesitaba a alguien de confianza.Se inclinó por Sean O'Callaghan, miembro de la banda desde la adolescencia, que había demostrado su lealtad fabricando bombas, atacando con morteros a las comisarías de distrito, organizando robos y asesinando a dos miembros de las fuerzas de seguridad.
Fue enviado a Londres y le proporcionaron detonadores de efecto retardado y 12 kilos de un potente explosivo de minas llamado gelignita Frangex. El golpe fue fijado para una noche en la que los recién casados príncipes debían asistir a un concierto de beneficencia ofrecido por el grupo de rock Duran Duran en un teatro de Londres.
O'Callaghan, que en la actualidad tiene 42 años, inspeccionó el teatro, localizó un lugar en la pared de uno de los cuartos de baño, próximos al palco real en el que cabría la bomba y se enteró del momento en que las mujeres de la limpieza abrían los servicios, que le proporcionaría las dos horas que necesitaba para colocar el artefacto. "Habría funcionado, tenía muchas posibilidades de éxito", afirmó O'Callaghan en una reciente entrevista.
Sin embargo, el plan de 1983 fracasó, y uno de los motivos fue que O'Callaghan era un confidente del cuerpo especial de la policía irlandesa y de los servicios de espionaje británicos, el miembro del IRA de mayor, rango, como se supo más tarde, en traicionar a la organización clandestina desde su interior.
A pesar de su cooperación con las autoridades, O'Callaghan fue sentenciado a. varias penas de cadena perpetua por dos homicidios y otros 40 actos de terrorismo confesados. Ahora, tras cumplir sólo ocho años, ha sido puesto en libertad, justo a tiempo para participar en el debate sobre Irlanda del Norte como un enemigo implacable y virulento del IRA.
En especial, ha atacado los esfuerzos de Gerry Adams por ganar respetabilidad y conseguir un papel en el proceso de paz para el Sinn Fein, la rama política del IRA que lidera Adams. "Me gustaría tener confianza en las posibilidades de paz, pero me he sentado tras tantas, puertas cerradas con tantos de los actuales líderes que no me pueden engañar con sus buenos modales" señaló O'Callaghan, antiguo miembro del consejo ejecutivo del Sinn Fein.O'Callaghan salió de prisión el 6 de diciembre gracias a un procedimiento, rara vez utilizado, que necesita la aprobación de la reina. Era un momento muy delicado para el Gobierno británico, porque introducía en el debate a un antiguo miembro de la organización que forzosamente apoya el mismo razonamiento que el expuesto por John Major, el primer ministro británico.Major considera que el alto el fuego del IRA de 18 meses que terminó con el atentado de un edificio de oficinas en Londres en febrero fue una treta con la que la organización obtuvo relevancia política mientras reorganizaba su aparato terrorista. Major rechazó las condiciones demandadas por Gerry Adams y por John Hume, el principal líder católico de Irlanda del Norte, favorable a la participación del Sinn Fein en las conversaciones de paz, y ha exigido que el IRA ofrezca garantías de un "alto el fuego duradero". Adams y Hume sostienen que Major está socavando su esfuerzo por reconstruir el proceso de paz y que se está dejando pasar "una ocasión única".Allí es donde aparece O'Callaghan, que durante las dos últimas semanas ha expresado su vergüenza por lo que hizo a favor del IRA y ha exhortado a los británicos a que no crean en las demandas de paz del Sinn Fein.
O'Callaghan afirmó que no aceptó ningún tipo de arreglo ni dinero a cambio. Reveló que el Gobierno británico le ofreció su habitual programa de protección a testigos -una nueva identidad, una casa valorada en 75.000 dólares (9,5 millones de pesetas), la protección de la policía durante nueve meses y un trabajo-, pero lo rechazó. Aunque ayudó a encarcelar a unos cincuenta activistas del IRA y a confiscar armas valoradas en millones de dólares, O'Callaghan ha señalado que no está excesivamente preocupado por su seguridad personal "a corto plazo". La organización irlandesa no ha rebatido las declaraciones de O'Callaghan.
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