Un año de cárcel para el dueño del hotel derrumbado en Santander

La Audiencia Provincial de Santander ha condenado a un año de prisión por un delito de imprudencia temeraria al empresario Armando Álvarez Villanueva, dueño del hotel Bahía, cuyo edificio se hundió el 27 de enero de 1992 ocasionando la muerte de seis trabajadores y heridas a varios. El aparejador Antonio Gómez Peña también es condenado por el mismo delito a ocho meses de prisión menor.Entre ambos deberán indemnizar a Manuela Alonso Benavente, madre de uno de los obreros muertos, con 15 millones de pesetas. Las otras familias herederas de las víctimas habían retirado en su día las acusaciones al llegar a un acuerdo con la propiedad y cobrar indemnizaciones comprendidas entre los 18 y los 20 millones de pesetas.

La sentencia absuelve al resto de los acusados, los arquitectos José Luís Madariaga, y Juan Antonio López Rodríguez; el aparejador Francisco Poves, y el ingeniero que efectuó el estudio de la estructura, José Miguel García Moncó.

Los dos condenados conocían los informes que alertaban de la debilidad de la estructura del edificio y del peligro que entrañaba el derribo indiscriminado de tabiques, asegura la sentencia, que considera a ambos reponsables de un delito de imprudencia temeraria porque "omitieron las normas de precaución y cautela que, imperativa e ineludiblemente, debieron observar".

La vista de la causa se celebró a lo largo de la última quincena de noviembre. Al dar a conocer sus conclusiones definitivas, el fiscal, Ángel González Blanco, redujo a un año de prisión la pena de dos años y cuatro meses que había solicitado para el propietario del hotel siniestrado.

A la causa se aportaron siete informes técnicos sobre las posibles causas del derrumbamiento, todas coincidentes en la precaria resistencia del edificio. Según el fiscal, las obras de remodelación que se llevaban a cabo excedían de las previstas en el proyecto de ejecución de las mismas y en el reformado.