Un superviviente nato
El caso de Feliciano Fuster es paradigmático. Llegó a ser presidente de una empresa pública -Gas y Electricidad (Gesa)- durante el franquismo, como a él mismo le gusta recordar ahora que manda el PP; lo siguió siendo durante los Gobiernos de UCD; alcanzó la presidencia del Grupo Endesa, en el que se integra Gesa, con el PSOE y en ese puesto continúa con el PP. Es el único-presidente de una gran empresa pública que sigue en su cargo, aunque ya se adelantara que sería sustituido durante 1997.El expediente abierto ayer puede ser el comienzo de esa sustitución. La jubilación, en cualquier caso, no le llegaría pronto. Ya cuenta con 72 años y espera el retiro para, seguramente, alojarse en su casa natal de Palma de Mallorca y disfrutar en su barco.
Fuster ha sido durante los últimos 13 años el factotum del grupo Endesa. Todas las actuaciones de esta compañía -sostén financiero durante muchos años, del INI y de Téneo- le tienen a él como elemento común, si no como impulsor directo. Desde los intercambios de activos entre las eléctricas, allá por 1984, hasta las recientes OPA sobre Sevillana y FECSA que se han convertido en su desdicha, pasando por la salida a bolsa de la compañía, las compras de otras eléctricas, la expansión internacional o la formación de núcleos duros de accionistas para competir en telecomunicaciones.
Fuster, que es un hombre agradable, tiene fama de acoplarse a todos los cambios sin problemas. Se mueve tan deprisa que cuando sus competidores privados empiezan a reaccionar, él ya está a distancia. Le gusta mandar, difícilmente delega y sólo él sabe lo que tiene entre manos. Eso le ha generado problemas con su equipo y, sobre todo, con sus superiores -los ministros y los presidentes del INI- que ha tenido, y no son pocos- a los que nunca hizo demasiado caso. Pero siempre, como buen patrón de barco, ha sabido navegar.
Desde que llegó a Endesa, en su cabeza parecía latir el objetivo de reunir lo máximo posible del sector y disparó hacia todo lo que había a tiro. Comenzó con Eléctricas Reunidas de Zaragoza (ERZ), lo que provocó la airada salida de la presidencia de Luis Coronel de Palma.
Después, tras la crisis financiera de la catalana Fecsa, se fue quedando con capital hasta alcanzar el 49% que tenía antes de lanzar la OPA. Era un triunfo para quedarse con el mercado catalán, donde ya controlaba Enher. Paralelamente compró Hidruña. También se movió por el norte, donde adquirió Electra de Viesgo y Saltos del Nansa al Banco Santander. Fue entonces cuando estrechó amistades con Emilio Botín, uno de sus aliados actuales (o de Endesa).
Pero fue el desembarco en Sevillana el que estuvo a punto de provocar un terremoto en un sector poco acostumbrado a movimientos bruscos. La presencia de Fuster en medio de tanta nobleza llegó a ser mal vista, aunque se mantuvieran las apariencias. Pero a estas alturas de la película se puede decir que siempre ganó. Hasta ayer, quizá.
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