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Felipe Gónzález acepta encabezar la delegacion que medie en la disputa serbia

El ex presidente del Gobierno español Felipe González será el mediador en la disputa electoral entre el régimen de Serbia y la oposición. Hoy mismo dará el sí a la oferta que le ha hecho, en nombre de la Organización sobre Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), el Gobierno suizo para que encabece la delegación, compuesta por seis miembros, que tendrá como misión poner fin al contencioso entre el presidente Slobodan Milosevic y sus adversarios a propósito de las elecciones locales del pasado 17 de noviembre, cuya anulación ha desencadenado una revuelta civil.

Las fuentes informantes, que confirmaron anoche la respuesta positiva de González, informan que la oferta le fue realiza da al ex presidente del Gobierno el pasado domingo. El líder socialista consultó ayer al presidente del Gobierno, José María Aznar, y al ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes. Inmediatamente después trató el asunto con los miembros de la comisión permanente de la Ejecutiva federal del PSOE. Tanto los dirigentes de su partido como el jefe de la diplomacia española se mostraron encantados con el ofrecimiento; este último incluso le dio la enhorabuena por anticipado. Aznar, menos expresivo, dio también su aprobación.La embajada suiza en Madrid dio por descontado que el ex presidente del Gobierno iba a aceptar el ofrecimiento, por lo que casi no respetaron las 24 horas de reflexión que les había solicitado González y comenzaron a inundarle de papeles ,sobre la situación en Serbia. El de González a esta misión tendrá repercusiones en la política interna, ya que tendrá que ausentarse frecuentemente de España y viajar casi semanal mente en los próximos meses a Belgrado y Suiza. Aun así, los miembros del partido le manifestaron que no podía rechazar una oferta de esta naturaleza. El mandato de la misión se desconoce en sus términos exactos. La oposición ha hecho saber que no aceptará en ningún caso la repetición de las elecciones que, en su opinión, les fueron robadas. La invitación para que expertos de la OSCE dictaminen sobre los resultados de las elecciones fue formulada por el presidente Milosevic en una carta dirigida, el pasado viernes, al secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, en un intento de desactivar la crisis que dura ya 29 días con manifestaciones masivas en Belgrado y otras ciudades serbias.

La Unión Europea decidió en la reciente cumbre de Dublín aceptar la invitación, siempre que la comisión de expertos tenga capacidad para dictaminar sobre los resultados de las elecciones del pasado 17 de noviembre, que otorgaron a la oposición el control de 15 de 18 grandes ciudades serbias, e incluso ordenar su repetición.

En la OSCE están presentes todos los países europeos, tanto del Este como del Oeste, más EE UU y Canadá. En total son 54 países entre los que se encuentra la Federación de Serbia y Montenegro, aunque se encuentra suspendida desde la guerra de Bosnia.

Una delegación del Consejo de Europa, organización en la que están presentes 40 países creada tras la II Guerra Mundial para promover la democracia y los derechos humanos en el continente, se entrevistó ayer en Belgrado con representantes del Gobierno y de la oposición. En las reuniones se trató, entre otros asuntos, de la misión de la OSCE que viajará proximamente a Belgrado.

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Protesta popular

La preocupación europea por la deriva de la crisis serbia ha aumentado en las últimas horas al crecer la protesta popular y conocerse una segunda sentencia favorable a la oposición. Según un agencia de noticias independiente, un tribunal de Sinederevska Palanka, una ciudad de 25.000 habitantes situada cerca de Belgrado, anuló la victoria del partido del presidente Milosevic. Según fuentes diplomáticas occidentales, esta es la segunda concesión que el poder hace a la oposición, después de que el tribunal de Nis, la segunda ciudad del país, anulara el triunfo del partido gubernarnental.Por otra parte, la crisis serbia ha vuelto a sacar a la superficie las diferencias que separan a EE UU, Europa Occidental y Rusia sobre los Balcanes. Moscú hizo saber ayer, por boca de su ministro de Asuntos Exteriores, Yevgeni Ptimakov, que el pulso que mantiene Milosevic con la oposición es un asunto interno serbio y advirtió que ningún Estado debe interferir en la crisis.

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