Canadá renuncia a aplicar los criterios que provocaron el año pasado la 'guerra del fletán'
La guerra del fletán ha terminado cuando casi nadie se acordaba ya de ella. El fin de las hostilidades diplomáticas entre España y Canadá fue anunciado ayer en Dublín por el presidente del Gobierno José María Aznar. El país norteamericano se compromete a no aplicar sus leyes a los pesqueros españoles con criterios de extraterritorialidad, es decir, fuera del límite de 200 millas de sus aguas de jurisdicción. El citado criterio sirvió a Ottawa en marzo de 1995 para justificar la captura, a 220 millas de sus costas, del fletanero gallego Estai.
ENVIADO ESPECIALEl acuerdo, según explicó Aznar al hacer balance de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que ayer concluyó y que cierra el semestre de presidencia irlandesa, permite a España levantar el veto que mantenía bloqueado el plan de acción de la Unión Europea con Canadá.El jefe del Ejecutivo calificó el pacto que pone Fin al enfrentamiento de "fórmula razonable que elimina sin duda las Posibilidades de arbitrar ninguna norma de extraterritorialidad sobre nuestros buques".
España replicó a los hechos de 1995 en el terreno diplomático con el veto a la firma de una declaración transatlántica entre la UE y Canadá, similar a la suscrita hace un año con Estados Unidos, y en el terreno judicial presentó una reclamación ante el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, que mantiene.
La paz sellada en Dublín es consecuencia de un principio de acuerdo que se había alcanzado el pasado 3 de diciembre en Madrid entre el ministro español de Asuntos Exteriores Abel Matutes, y su homólogo canadiense Lloyd Axworthty, en virtud del cual Ottawa renuncia a la aplicación extraterritorial de sus normas legales.
Presión con éxito
Pero España exigió luego que el compromiso se incluyera en la Declaración Conjunta y en el Plan de Acción que la UE negocia con Canadá. El país norteamericano se opuso y acusó a Matutes de intentar reabrir la cuestión. La Unión Europea ha aceptado la tesis española porque considera que en el primer momento se discutió el contenido del compromiso canadiense, pero no su ubicación.La presión española tuvo éxito, según fuentes diplomáticas, por el deseo de Canadá de no demorar más la declaración conjunta y el plan de acción común con los Quince, que delimita la cooperación bilateral en ámbitos económicos, políticos y sociales. La diplomacia española se ha dado por satisfecha y considera que existen ya garantías suficientes de que Canadá no podrá perseguir a los pesqueros españoles que faenen legalmente sin arriesgarse a un conflicto con la UE.
Aznar aprovechó también el balance final del Consejo Europeo de Dublín para insistir en que se darán pasos importantes en la reforma del mercado laboral durante el próximo año. La declaración del Consejo Europeo sobre empleo dio pie al jefe del Gobierno para reiterar su conocida reflexión sobre la necesidad de cambios en el mercado de trabajo, necesidad que debe ser entendida, dijo, en la mayor extensión de su significado y con todas sus consencuencias".
Aunque eludió cualquier precisión sobre las iniciativas que piensa tomar, se refirió a los objetivos de la reforma, que debe basarse en criterios de "mayor estabilidad" de los contratos y de "apertura del mercado a los jóvenes".
Aludió también a la huelga de funcionarios del pasado miércoles contra la congelación de sus salarios durante el año próximo. Según dijo, con la "misma firmeza" con que mantiene la decisión de no aumentar los sueldos de los empleados públicos en 1997, se compromete a garantizar la capacidad adquisitiva de las retribuciones en los Presupuestos Generales del Estado de 1998.
La presencia en la conferencia de prensa de Rodrigo Rato, vicepresidente segundo y ministro de Economía y Hacienda, le permitió a Aznar dedicar un elogio a su ministro, en respuesta a la demanda del semanario británico The Economist de un tipo "duro" para la cartera. "Hay quien dice que se necesita un ministro de Economía duro", declaró el presidente del Gobierno, "y se ha demostrado que lo que hacía falta es que fuera inteligente".
El piropo fue el colofón a un nuevo repaso de las principales cifras de la coyuntura económica -inflación, tipos de interés, déficit, crecimiento y cotización de la deuda-, que en opinión de José María Aznar sitúan a España ante una "extraordinaria oportunidad" para superar las dificultades económicas y sociales.
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