Multiétnicos, pero antiguos

A pesar de ser domingo -día francamente poco apropiado para actividades lúdicas de desgaste como son los conciertos de rock-, había una más que razonable expectación por presenciar de nuevo la actuación de un grupo que, un par de años atrás, dejó muy buen sabor de boca en su primera visita a nuestro país. Los holandeses y multiétnicos Urban Dance Squad habían renunciado en esta ocasión al concurso del D. J. que tocaba con ellos. Su propuesta musical, que siempre gira en torno a la impactante personalidad y el definitivo empuje de su bajista Sil -éste, curiosamente, ocupa el centro del escenario en detrimento del cantante-rapper, Rude Boy, que se esconde todo el tiempo-, se ha tornado más convencional, a juzgar por el material ofrecido en su último album, Planet ultra. El resto de los músicos contribuye a crear una ardiente, aunque excesivamente pausada, malla de sonido en la que ninguno de ellos sobresale por sus cualidades musicales, si bien el conjunto se refuerza y ofrece un sólido bastidor rítmico.

Eso sí, atrás queda la desaforada energía desplegada en sus tres primeros discos y que cuaja en vivo, a base de enarbolar la bandera estética que combina hard-rock con ritmos de baile, en espléndidos temas como Now kid o Demagogue. Hay poco punk en las intenciones, pero quizá eso sea aposta, para poder trabar contacto con capas más amplias de público.

Ahora,a los ocho años de su nacimiento, los U. D. S. parecen a punto de encontrarse en el punto idóneo para empezar a obtener rentabilidad comercial a, un modo de hacer rock que ya les han copiado hasta la saciedad bandas del tipo Rage Against The Machine, y similares. Hasta sonaron un poco antiguos y todo; y es que hay que ver lo rápido que va todo en el rock de fin de siglo. Apenas cuatro discos, y ya te conviertes en clásico.