EE UU y la Unión Europea negocian en la OMC la reducción de aranceles en productos de alta tecnología
Los representantes de Estados Unidos asistentes a la reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Singapur, la primera cumbre de esta organización desde su creación hace dos años, presionaron ayer a sus socios europeos para lograr un acuerdo sobre el calendario de liberalización de la industria de la tecnología (ordenadores personales, microprocesadores, software,...). Washington quiere la plena liberalización de este sector, es decir, reducir a cero sus aranceles, para el año 2000. El valor del comercio mundial de estos productos asciende a 1 billón de dólares (unos 130 billones de pesetas al cambio actual). Las delegaciones de ambos bloques se reunieron ayer, en la víspera del inicio de la conferencia ministerial, para tratar este tema. "Estamos haciendo grandes avances", declaró la representante estadounidense de Comercio, Charlene Barshefsky. Bruselas, sin embargo, teme que estas negociaciones bilaterales, a las que han de sumar Japón y Canadá esta semana, entorpezcan la redacción de una declaración final en la OMC, que requiere el consenso de los 125 países participantes. Barshefsky afirmó que un acuerdo no tiene nada que ver con el otro. Fuentes de ambas delegaciones indicaron, no obstante, que hay muchas posibilidades de llegar a un pacto sobre las cuestiones fundamentales -qué productos se incluyen en la liberalización- aunque se aplace su firma para más adelante.
El director general de la OMC, Renato Ruggiero, se mostró satisfecho de que los ministros asistentes a la cumbre aprovechen para reunirse y lograr pactos que liberalicen el comercio. Admitió su preocupación por las decisiones difíciles que habrá que tomar en Singapur para superar las diferencias existentes entre los socios sobre temas como la relación del comercio y los derechos laborales o la entrada de China en la organización. Pekín anunció ayer, como gesto de buena voluntad, que retrasa un mes la aplicación de sanciones a una serie de productos estadounidenses. China había decidido aplicar estas medidas como represalia a las sanciones aplicadas por Washington a las exportaciones textiles chinas.
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