Un batir de alas tranquilizador

El hermoso cartel del ciclo Danza en Diciembre tiene un voluntarioso ángel blanco sobre fondo azul, y parecería estar destinado a anunciar este Regina Mater de Saéz, obra madura y concentrada donde el coreógrafo expresa con liquidez su universo, un tejido que busca la luz para existir y transmitir una idea de salvación a través de la claridad, de la expresión bailada que busca elevarse a si misma.Vicente Sáez viaja en su particular sentido de lo sacro, un exigente camino de espiritualidad donde el ajustado movimiento se abre camino desde la selva oscura hasta el terreno ideal donde se. ayuda al otro y se le tiende la mano, el abrazo, la sombra amiga.

Un eficaz telón de pan de oro se descompone (caen los volátiles trozos de lámina sobre, una bailarina en éxtasis) y múltiples asociaciones libres a los fragmentos del Réquiem de Mozart completan una brisa que sonríe al espectador; y no le deja exactamente alegre, sino esperanzado.

Destaca en Regina Mater el baile de Rafael Linares, que ya participara con Sáez en Iris hace tres años, su manera de entender el estilo del coreógrafo y de elevarlo con sus dotes de aire, de empeño interpretativo. No hubo mucho público, pero el que estaba, se rindió a los aplausos más sinceros.