Subsistir en una economía de mercado

Los medios de comunicación rusos experimentan hoy las dificultades de subsistir en una economía de mercado. "En el país no hay ni un solo medio de comunicación que no dependa de las ayuda financiera. Por eso, todos, de un modo u otro, son susceptibles de sucumbir a las presiones", señala Yegor YákovIev, el director de Obshchaia Gazeta (Diario General), uno de los veteranos de la glásnost (transparencia informativa) de la época de Mijaíl Gorbachov. YákovIev, que asegura haber recibido ayuda del grupo Most durante dos años "sin ex perimentar ninguna presión", diversifica hoy sus fuentes de financiación.
En una reciente reunión entre los directores de medios de comunicación de Moscú y el jefe del gabinete presidencial, Anatoli Chubáis, el director del diario Komsomolskaia Pravda, Valeri Símonov, acusó a Chubáis de utilizar a Rem Viájerev, el presidente de Gazprom, la empresa monopolista del gas ruso, para ejercer presiones sobre su periódico. Según uno de los asistentes, Chubáis contestó que el derecho de propiedad es sagrado y el propietario puede "romper huesos", si lo considera necesario. Sin embargo, Víctor Shutkevich, el subdirector de Komsomolskaia Pravda se queja de que Gazprom presiona sin haber pagado aún el 20% de las acciones del periódico que prometió comprar. "Los funcionarios del Gazprom nos llaman para pedirnos que apoyemos a sus candidatos a gobernadores", señala.
Gazprom, que tiene un 30% de las acciones de la cadena privada NTV y es uno de los accionistas del primer canal de la televisión, es un ejemplo más entre las grandes empresas rusas que comprenden la importancia de los medios de comunicación. Otro ejemplo es la petrolera Lukoil, que se dispone a comprar el 20% de las acciones del prestigioso diario Izvestia. Un periodista ruso resume así la situación: "Cuanto más pequeño e insignificante es un medio de comunicación, tanto mayor es su margen de libertad".
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