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Reportaje:

La censura, un hábito político en Rusia

La televisión convierte los programas analíticos en 'Iavados de cerebro'

Pilar Bonet

Los dirigentes rusos, que desarrollaron hábitos de control y censura política sobre los medios de comunicación durante la campaña electoral de Borís Yeltsin, tienen dificultades para renunciar a ellos cinco meses después de la victoria del presidente, y siguen usando las principales cadenas de televisión y la agencia oficial Itar-Tass en función de sus intereses.Para la clase política y financiera que se mueve en torno a Anatoli Chubáis, el jefe del gabinete del presidente, existen hoy dos personajes malditos: el general Alexandr Lébed, ex secretario del Consejo de Seguridad, que dio el paso decisivo hacia la paz en Chechenia y que es todavía el político más popular de Rusia, y el general Alexandr Korzhakov, el ex jefe del Servicio de Seguridad del presidente.

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Tanto las principales cadenas de televisión como la privada NTV, a la que Yeltsin ha concedido por decreto el control total de un canal, prefieren no mencionarlos. De tener que hacerlo, es o bien para criticarles o porque resulta inevitable, y por lo general el tratamiento temático suele encomendarse a los programas analíticos, antes prestigiosos y ahora auténticos lavados de cerebro ideológicos.

La fórmula del programa analítico de fin de semana ha tenido como ejemplo más destacado a Itogui (Resultados), en la cadena NTV, y se ha extendido a RTV, el canal estatal ruso, con Zérkalo (Espejo), y a la ORT (la televisión pública rusa) con una edición especial de Vremia (Tiempo).

Ziugánov, que fue maltratado durante la campaña electoral, goza de nuevo de los favores de NTV, que también ha rehabilitado a Aleksandr Rutskói, el ex vicepresidente de Rusia y hoy gobernador de Kursk, al que ha mostrado en su despacho y en familia. Detrás de tanta atención a este político, que era maldito hasta hace poco, muchos ven un intento de dividir al bloque formado por los comunistas y las fuerzas patrióticas, del que hoy forma parte Rutskói.

El secretario de Defensa, William Perry, el ex presidente George Bush y el ex secretario de Estado James Baker, además del financiero George Soros, fueron algunos de los interlocutores del general Lébed durante su viaje por EE UU. Sin embargo, Itar-Tass ignoró olímpicamente la visita de Lébed y bloqueó las informaciones -"algunas de ellas largas y detalladas"- que los corresponsales e la agencia en Estados Unidos mandaron sobre las actividades de Lébed, según fuentes próximas a la agencia.

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"El mecanismo de control de la época soviética sigue existiendo hoy, y se utiliza", señalaron dichas fuentes. El director general de Itar-Tass, Vitali Ignatenko, antiguo secretario de prensa de Mijaíl Gorbachov, compatibiliza su cargo con una de las vicepresidencias del Gobierno ruso y se reúne regularmente con los directores de los principales diarios de Moscú.

La visita de Lébed acabó imponiéndose en la cadena NTV, que, pese a su animadversión por el general, le dedicó un espacio fugaz, sin mencionar apenas sus actividades.

Menos suerte en la televisión ha tenido Korzhakov. Una reciente entrevista con este general, convaleciente de una operación de menisco, ha provocado la censura del programa El escándalo de la semana, que debía emitirse el 23 y el 25 de noviembre por TV-6, que fue el primer canal privado de Rusia.

El realizador, Serguéi Sokolov, culpa de la censura de la entrevista a Borís Berezovski, el vicesecretario del Consejo de Seguridad y empresario, que es al mismo tiempo accionista de TV-6, además de estar en la dirección de ORT y de financiar el periódico Nezavísimaia Gazeta.

Según Sokolov, a principios de noviembre, en el marco del programa El escándalo de la semana, se eliminó un reportaje que explicaba cómo Berezovski había pedido la nacionalidad israelí en 1994. TV-6, señala, ha sido sometida a presiones políticas tras mostrar la filmación del interrogatorio de los dos funcionarios del equipo de Yeltsin que sacaron una caja con medio millón de dólares de la sede del Gobierno en pleno proceso electoral.

Hoy por hoy, el arraigo de la libertad de expresión impide el control total de los medios de información (ni siquiera de los propios). La existencia de varios lobbies de poder distintos, por otra parte, asegura la difusión de materiales contrapuestos. Lo que no se cuela en la televisión lo hace en los periódicos. Así, un canal moscovita tomó la antorcha de TV-6 y emitió un amplio reportaje sobre Korzhakov y la censura ejercida contra El escándalo de la semana.

La publicación por el diario Moskovski Komsomolets de unos polémicos diálogos, que de ser ciertos podrían ser motivo para encausar al jefe de la Administración rusa, Anatoli Chubáis, ha irritado a los círculos dirigentes y financieros afines. Estos círculos están preocupados por la posibilidad de que se publique otra cinta magnetofónica que, al parecer, contiene un supuesto diálogo entre Anatoli Chubáis y Tatiana, la hija del presidente Yeltsin.

El Kremlin es particularmente sensible a los rumores que circulan sobre la influencia de la hija menor del presidente, y aunque no ha renunciado oficialmente a contestarlos, la familia de Borís Yeltsin cuenta desde hace poco, dentro del servicio de prensa presidencial, con una persona que está a su disposición, especialmente destinada a satisfacer sus necesidades de imagen.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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