La CIA y el 'crack'
La controversia suscitada por un artículo publicado en el San José News Mercury en el que se afirma que la CIA estuvo involucrada en la creación de la epidemia del crack en los barrios negros de Estados Unidos se ha agravado todavía más debido a un estudio médico publicado la semana pasada.El estudio prueba que la cocaína y el crack son en realidad la misma sustancia, lo cual rebate el fundamento jurídico mediante el cual las leyes federales imponen una sentencia 100 veces mayor a los consumidores de crack, en su mayoría negros, que a los de cocaína, por lo general blancos.
La propia CIA ha reconocido la gravedad del problema, hasta el punto de que su director, John Deutch, visitó Watts para intentar convencer a la comunidad negra de la inocencia de la organización. El jefe de los espías norteamericanos compareció en una discusión pública, en la que intentó de fenderse y expresó que "no existen evidencias de que la CIA esté involuerada en el tráfico de drogas".
Sin embargo, la prensa parece extrañada de que la comunidad afroamericana pueda creer que la CIA iniciara la epidemia del crack. Al menos, eso epidemia del crack. Al menos, eso es lo que se deduce de los artículos de The Washington Post y The New York Times sobre el informe que vincula a la CIA y a los contras nicaragüenses con el narcotráfico de drogas en el barrio negro de Watts, en Los Ángeles.
Una mujer afroamericana que participó en la reunión explicó su desconfianza hacia el Gobierno diciendo que se había probado en el caso Tuskegee que la Administración había experimentado inyectando sífilis a pacientes negros, por lo que la teoría del crack no resulta inverosímil.
Además, el papel de la CIA en el narcotráfico es un asunto antiguo y bien documentado, debido a su repetitivo método de operación: financiar a facciones anticomunistas en lugares estratégicos para EE UU y permitir o exhortar al narcotráfico en esos lugares. La participación de la CIA en el tráfico de heroína en el Triángulo de Oro asiático es conocida desde hace décadas. Oliver North utilizó la misma fórmula y desató el escándalo Irán-contras.
En el caso Irán-contras, por ejemplo, en un memorándum oficial del Comité sobre Narcóticos de la Cámara de Representantes se afirma que "individuos que apoyaron a los contras en Tejas, Luisiana, California, Florida, Honduras, Nicaragua y Costa Rica han sugerido que se está haciendo contrabando de cocaína con la misma infraestructura que procura, almacena y transporta equipo militar a los contras desde Estados Unidos".
Hasta se detallan en el documento los procedimientos para pasar la cocaína a EE UU: "El primero es congelar la cocaína en plantas de procesamiento de pescado en Limón (Costa Rica) y luego enviarla a Miami. El segundo consiste en utilizar las pistas de aterrizaje en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua, controladas por las fuerzas americanas que apoyan a los contras para que los aviones con droga procedentes de Colombia se reabastezcan de combustible".
El propio embajador norteamericano en El Salvador, Robert White, testificó en 1987 ante un subcomité de la Cámara que "los contras habían estado involucrados en una amplia serie de actividades criminales", que "incluyen el tráfico de narcóticos, el contrabando de armas, varias infracciones con monedas [léase falsificación] y otros crímenes, incluyendo el asesinato".
Además,un agente de la DEA destinado en Centroamérica, Celeno Castillo, ha dicho que obtuvo pruebas de que la CIA estaba montando toda la operación para los contras. Según Dennis Bernstein y Robert Knight, del periódico Newsday, Castillo afirmó en un memorándum a su supervisor que "no hay duda de que [North y la CIA] están metiendo grandes cantidades de cocaína en EE UU para apoyar a los contras. Nosotros hemos visto la cocaína y las cajas llenas de dinero [en la base de llopango, en El Salvador]. Estamos hablando de grandes cantidades de cocaína y de muchos millones de dólares".
Ahora, la participación de la CIA en el narcotráfico se ha visto expuesta nuevamente la semana pasada en un caso singular: el Gobierno ha decidido acusar a un general venezolano que importó una tonelada de cocaína a Miami, en una operación planificada por la CIA para infiltrarse en los carteles de la droga de Colombia.Finalmente, la tonelada de cocaína acabó vendiéndose en las calles, y ahora se está cuestionando si fue nada más que una tonelada lo que llegó a Miami en 1990. Sin embargo, no pareció ser muy grave para la CIA: sólo un agente renunció a raíz de la operación, y el jefe de la Agencia en Venezuela fue relevado.La conclusión del estudio médico confirma una vez más la larga tradición de discriminación racial del sistema de justicia en este país; esta, confirmación es a su vez un elemento más para justificar la desconfianza de la comunidad afroamericana en la CIA y en el Gobierno.
Javier Martínez de Pisónes escritor y periodista
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