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Yeltsin explica a sus ministros de Defensa e Interior la retirada total de tropas rusas de Chechenia

Pilar Bonet

El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, recibió ayer al ministro de Defensa, Igor Rodiónov, y al ministro del Interior, Anatoli Kulikov, en el sanatorio de Barvija y trató de endulzarles la píldora ante la retirada total de las tropas rusas de Chechenia. Esta decisión radical y polémica, que Yeltsin formalizó en un decreto el sábado, abre una etapa nueva en la relación entre Moscú y Grozni, y ha despejado el camino hacia las elecciones parlamentarias y presidenciales que se celebrarán el 27 de enero en la república independentista.La oposición comunista y nacionalista, sin embargo, piensa que el decreto presidencial y el acuerdo entre el Gobierno ruso y los independentistas chechenos, firmado también el sábado, han abierto además la vía a la independencia real de Chechenia, y han convocado una sesión extraordinaria de la Duma Estatal (la Cámara baja). En esa sesión, prevista para el próximo viernes, se podría plantear el inicio del proceso de cese del presidente, una iniciativa que, dada su dificultad y la correlación de fuerzas políticas, tiene pocas posibilidades de prosperar.

Kulikov, uno de los dos interlocutores de Yeltsin ayer, se había pronunciado decididamente en contra de la retirada total de tropas, y el jefe de las tropas del Interior, general Anatoli Shkirko, originario de Grozni, no ocultó su insatisfacción, aunque aceptó la retirada disciplinadamente. Para emplazar la brigada 101 del Ministerio del Interior en otro lugar se requieren dos meses, según Shkirko. Un soldado de la brigada 205 del Ministerio de Defensa, la que se retira, murió tiroteado en las cercanías del aeropuerto de Grozni el lunes, según informó la agencia Itar-Tass. Ésta añadió que ese día también fue tiroteada una columna de vehículos militares que se desplazaban a Grozni desde Gudermés.

Yeltsin trató ayer con los ministros sobre la financiación de las Fuerzas Armadas, uno de los quebraderos de cabeza tanto de Rodiónov como de Kulikov. El presidente firmó también un decreto de lenguaje farragoso en el que se contemplan medidas para asegurar la financiación de los gastos de defensa, seguridad y orden público hasta el año 2001 y para eliminar las desproporciones entre las Fuerzas Armadas, dependientes del Ministerio de Defensa, y las formaciones de otros ministerios. Los contingentes militares pertenecientes a otros ministerios (un total de 23 instituciones) superan en número de hombres a los 1,2 millones de soldados del Ministerio de Defensa. Las rivalidades entre unos y otros departamentos por salir lo mejor parados posible de la reducción de efectivos retardan la reforma militar, que ayer volvió a ser abordada por Yeltsin. En su decreto, el presidente encargó al Consejo de Defensa que elabore una concepción sobre la reforma válida hasta el año 2005.

Las autoridades rusas no han dado respuesta a una pregunta que flota hoy en los medios militares y en la sociedad: ¿por qué se sacrificaron las vidas de 100.000 personas y se permitió tanta destrucción en una guerra que podía haberse atajado antes? Esta pregunta influye sin duda en la urgencia con que los medios de comunicación proyeltsinistas insisten en que sean revelados los nombres de los verdaderos "culpables" de la guerra. Los dirigentes chechenos han dicho que, de momento, prefieren no dar nombres, pero que lo harán si es necesario.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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